“La administración anterior estableció un aporte decreciente por cuatro años, pero la verdad es que luego de ese período deberemos sobrevivir con nuestros propios recursos (...) Es como ‘sálvese quien pueda’, Por ello, la nueva Constitución es fundamental en estas materias, porque apunta a un financiamiento basal, estatal y permanente, que es lo que la sociedad ha reclamado por años”.
El rector del Centro de Formación Técnica Estatal de la región de Antofagasta (CFTA), Daniel Solís Igor, entabló una conversación con el equipo de periodistas de Aula Magna, donde expuso el sello educacional de dicha institución y la vinculación estratégica del CFTA, ubicado en la ciudad de Calama, con empresas mineras y diversas organizaciones que impulsan el desarrollo de sus estudiantes.
A ello se suma un importante análisis del rector respecto al rol protagónico del Estado en torno al derecho a la educación en la nueva Carta Fundamental.
Revisa todos estos temas y más a continuación:
¿Cuál es el sello educacional del CFT estatal de la región de Antofagasta? ¿A qué objetivos o fines está orientada la oferta académica que ofrece dicha entidad?
“Para explicar nuestro sello educacional nos debemos remontar a la Ley 20.910, norma que crea los quince centros de formación técnica estatales y que dicta los objetivos que deben tener estas instituciones. En este sentido, y alineados con esta ley, elaboramos un Plan de Desarrollo Institucional, nuestro PDI como nosotros lo abreviamos, en donde nos planteamos ejes estratégicos y valores institucionales, como lo es la pertinencia territorial y la calidad en la educación, además de nuestra misión y visión. Ajustándonos a ello, uno de nuestros principales objetivos es proporcionar opciones de desarrollo y de crecimiento personal a muchos jóvenes que en este territorio no tienen acceso a la educación superior.
Queremos que nuestros jóvenes sean un aporte a la industria, guíen esta región y sean impulsados al gran carro de la actividad minera. Y con esto no solo me refiero a la extracción minera propiamente tal, sino que también a todo el encadenamiento productivo que se genera en torno a esta actividad: transporte, alimentación, logística, entre otros tantos campos donde es necesario formar personas capacitadas para los más diversos rubros”.
La región de Antofagasta posee una importante fuerza laboral en la actividad minera y una relevante presencia de empresas asociadas a este mismo rubro. En este sentido, ¿ustedes cuentan con vinculaciones en el mundo minero que puedan impulsar el desarrollo y aprendizaje de sus estudiantes?
“Efectivamente. Contamos con dos grandes colaboraciones a nivel minero: una es con Codelco, en donde se desarrolló una fructífera reunión entre el comité ejecutivo de nuestro CFTA y el representante del Distrito Norte de Codelco, para abordar temáticas relacionadas con el intercambio de experiencias laborales. Y la otra es con profesionales de la empresa Komatsu, en miras a la creación de carreras ligadas al mundo industrial y un futuro convenio de colaboración.
Asimismo, Codelco forma parte de nuestro directorio. Cristián Varas, quien es director de Comunicaciones y Asuntos Externos del Distrito Norte de Codelco, también integra el directorio del CFTA, asunto no menor considerando que estamos hablando de una de las empresas más importantes para el país y la región.
La colaboración que tenemos con Codelco y Komatsu involucra actividades prácticas, que influyen directamente en el perfil de egreso del estudiante y en su formación técnica y profesional. Esto, obviamente, nos abre las puertas hacia una mayor empleabilidad y a grandes oportunidades de crecimiento. Por ejemplo, este año abrimos la carrera de Operación de Equipos Mineros, más específicamente con equipos móviles, y Técnico en Electricidad con Mención en Energía Solar, donde está presente el ofrecimiento concreto de Codelco de participar, así como también la colaboración de Komatsu en nuevas carreras”.
¿El CFTA tiene vínculos formales con las universidades, centros de formación técnica u otras instituciones de educación superior presentes en la Región de Antofagasta o en el resto del país? De no tenerlos, ¿aspira a que existan y por qué?
“Efectivamente. Aquí es importante destacar dos frentes de colaboración: por un lado, el Consejo de Rectores de los Centros de Formación Técnica Estatal (CFTECH), donde nos involucramos los rectores y rectoras de los quince centros para formar pautas de trabajo y reuniones quincenales de colaboración mutua, para así canalizar nuestras inquietudes y demandas como un colectivo integrado y que es capaz de llegar a altas autoridades. Y, por otra parte, el convenio de innovación que firmamos con el CFT estatal de Magallanes, el que estuvo centrado en el crecimiento y desarrollo de las localidades donde se encuentran emplazados nuestros centros, Calama y Porvenir, respectivamente.
Fue una postulación conjunta de los CFT estatales de las Regiones de Magallanes y Antofagasta al Programa IP-CFT 2030, que significó una enorme oportunidad de trabajo colaborativo e innovación, sobre todo al compartir prácticas académicas en las carreras de Administración de Sistemas Logísticos y Energías. Lamentablemente, no pudimos llegar a la tercera etapa del proyecto debido a problemas técnicos, logísticos y de geografía, pero sí establecimos un fuerte vínculo con el CFT estatal de Magallanes.
Ahora, en lo que respecta a vinculaciones con otras instituciones de educación superior, estamos trabajando en ello. Hay que considerar que nosotros comenzamos nuestras operaciones académicas en 2020, con estudiantes que entraron al centro ese mismo año. Por lo tanto, debimos partir desde cero y esto incluye nuestra vinculación con el medio y la sociedad”.
¿El CFTA tiene vínculos formales con empresas y organizaciones, tanto locales como nacionales, que impulsen el desarrollo y aprendizaje de sus estudiantes?
“Contamos con un buen número de convenios, los que nos han permitido impulsar el desarrollo de nuestros estudiantes. En 2021 logramos articular 12 convenios y este año podríamos terminar con 10. Estas colaboraciones nos han permitido impactar en la oferta formativa de los perfiles ocupacionales y sus unidades de capacidad laboral, así como promover la certificación de competencias laborales a través del reconocimiento de aprendizajes previos y/o de la generación de salidas intermedias. Todo esto con el apoyo técnico del equipo de ChileValora, por mencionar una organización que nos ayuda en estas materias.
Convenios que involucran instancias de capacitación, cupos para prácticas profesionales y empleabilidad de nuestros egresados, además de visitas técnicas a sus instalaciones y charlas a los futuros profesionales; son los que hemos concretado con el Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género de Antofagasta, empresa Socoal, Corporación de Cultura y Turismo de la región, Ferrocarril Antofagasta - Bolivia, Fundación Integra y Tratacal; así como con el Seremi de Energía y Seremi de Minería de la región, Puerto de Antofagasta, Club de Fútbol Cobreloa, Hospital Carlos Cisternas de Calama y Sindicato de Profesionales de Chuquicamata”.
El CFT estatal de la región de Antofagasta tiene un alcance regional y apunta a suplir las necesidades locales. En este sentido, ¿cuáles son esas necesidades locales?
“Primero, explicar que los centros de formación técnica estatales tienen una vocación regional y no están necesariamente armados o creados para suplir las necesidades de una industria en particular. Esto siempre lo reitero, porque inmediatamente se asocia a Antofagasta y Calama con la actividad minera. Si bien algunas de nuestras carreras están orientadas a dicha industria, como lo es Operador de Equipos Mineros y Electricidad y Energías Renovables, además de que en nuestra región hay una fuerte presencia de empresas mineras, nosotros apuntamos a carreras con pertinencia territorial, en lo más amplio de su concepto.
Por ejemplo, en conversaciones con el director del Hospital Carlos Cisternas de Calama, me indicaba que hay alrededor de 80 concursos desiertos de profesionales de la Salud, generando un déficit importante en este servicio. Es más, aquí no estoy considerando el balance general que se hace respecto a este sector en particular, el cual agravaría aún más la situación de déficit de personal de la Salud.
Sabemos que la minería genera un entorno productivo muy importante, pero muchos de los profesionales son absorbidos por estas actividades de extracción propiamente tal. Ahora, no podemos desconocer que en la minería hay necesidades gigantescas, que impactan directamente a nuestra región. Por ejemplo, se necesita personal capacitado para operadores de equipos mineros, que, según un estudio de la Universidad de Antofagasta en 2017, se cifra en un déficit de dos mil profesionales. El área de mantención de estos equipos también cuenta con una brecha importante de personas capacitadas para estos trabajos. Lo mismo ocurre con las necesidades de las familias que se establecen en alguna de las localidades de la región, debido principalmente a la actividad minera que los atrae. En este sentido, también se generan necesidades de transporte, alimentación y cuidado de niños.
También, otra necesidad laboral que viene con un fuerte eco durante estos últimos años, es el formar personal capacitado para el cargo de Administradores de Contratos. Estas personas se encargan de gestionar las actividades mineras por grandes contratos, de grandes clientes o empresas, donde administran los recursos humanos y técnicos por proyecto. Esto se está dando de manera muy fuerte en la región y constituye una muy buena fuente laboral.
Sabemos que nosotros no daremos abasto para formar a tal cantidad de estudiantes de aquí a un corto plazo, pero siempre vamos en búsqueda de la pertenencia territorial”.
Considerando que el CFT estatal de la segunda región partió sus actividades académicas en el año 2020, con una pandemia de por medio y en donde usted asumió el cargo de rector desde el minuto 1, ¿cuáles han sido los mayores desafíos que ha enfrentado? ¿Cuál es su análisis en torno a los objetivos que la institución se planteó inicialmente?
“El primer gran desafío que se nos planteó fue que, a una semana o días de comenzar nuestro primer año de clases, en el 2020, Chile entró en estado de emergencia debido a la crisis sanitaria por Covid-19. Ante ello, y en un tiempo récord de una semana y media aproximadamente, tuvimos que capacitar a los docentes en el uso de equipos tecnológicos y comprar licencias para el funcionamiento de herramientas como Zoom, almacenamiento de Google, entre otras. En buena hora logramos una alianza con Google México que nos permitió acceder a estas herramientas, claro está que tras ocupar la versión free por algunos días o semanas debido a la rapidez con la que avanzó la pandemia.
El segundo gran desafío fue cómo volver a clases presenciales tras un largo e intenso período de confinamiento. Partimos con actividades pequeñas, respetando los aforos y adaptando las jornadas que requerían presencialidad, como las practicamos que realizamos. Todo ello también requirió bastantes costos adicionales, pues se necesitaban más horas para atender a los estudiantes en grupos diferidos. En fin, logramos combinar una modalidad híbrida en ciertas carreras.
El tercer gran desafío fue y es cumplir con lo planteado en nuestro Plan de Desarrollo Institucional, que abarca metas propuestas desde el año 2021 en adelante y el cual siempre procuré, desde lo más profundo de mi intelecto y corazón, que fuera lo más realista y concreto posible. Por ejemplo, en lo que respecta a este año, debe sí o sí generarse nuestra Política de Vinculación con el Medio. En las preguntas anteriores hablamos de los convenios asociados con otras organizaciones, pero estamos pendiente en la redacción oficial de la política que nos guíe en estos caminos.
En materias de infraestructura también estamos pendiente. No hemos podido construir el edificio que se planteó en un principio para el centro. El financiamiento lo tenemos, pero la pandemia ha influido mucho en ello, sumado a que nos tuvimos que plantear desde cero en todos los aspectos. Actualmente, estamos en un edificio de 14 salas en Calama, confortable, pero nos queda la tarea pendiente de nuestra propia infraestructura. Sin embargo, y a pesar de lo comentado, estamos contentos porque ya contamos con alrededor del 90% de cumplimiento del Plan de Desarrollo Institucional.
Ahora, en lo respecta a tareas de promoción del CFT y en el proceso de atracción de estudiantes hacia nuestras aulas, también fue un gran desafío. Plantear una institución desde cero, en la cual debíamos acercar nuestra oferta a la comunidad regional para que los estudiantes confiaran en nosotros, se convirtió en una labor fundamental. En este sentido, desarrollamos una fuerte campaña comunicacional. Recorrí todos los medios regionales, incluído El Mercurio que se encuentra aquí en Calama, además de hacer un puerta a puerta en muchas localidades. Por muy pequeña que fuera la actividad, siempre fue un aporte.
Actualmente, estamos con un orden de 290 estudiantes, un número bajo en relación a la meta que nos propusimos para este año. Sin embargo, para el año 2025, lo que además está estipulado en nuestro Plan de Desarrollo Institucional, la meta es de 1.000 estudiantes. Sin duda, estamos en línea con los objetivos propuestos y estamos trabajando en incluir otras carreras técnicas, pero también humanistas, con la finalidad de concretar nuestra pertinencia y pertenencia territorial”.
Educación Y Centros De Formación Técnica En La Nueva Constitución
¿Cuál es su análisis respecto al derecho a la educación expuesto en la nueva Constitución? ¿Cómo califica el rol de los centros de formación técnica expuesto en el nuevo orden constitucional, entendiendo que estas instituciones formarían parte del Sistema Nacional de Educación que propone la nueva Constitución?
“Particularmente, he leído y visto lo que la gran mayoría de los chilenos y chilenas ha analizado. Concretamente, la operatividad de los centros de formación técnica no está expuesta en la nueva Carta Fundamental, porque ello es materia de ley. Sin embargo, me parece fantástica la declaración de principios que se hace en torno al derecho a la educación.
Ahora, sí existe un tema esencial para nosotros como centros de formación en la nueva Constitución, que es el financiamiento basal y estatal para instituciones educativas, ya sean públicas o privadas que reconozca la ley. La administración anterior estableció un aporte decreciente por cuatro años, pero la verdad es que luego de ese período deberemos sobrevivir con nuestros propios recursos, los que generemos a través de las matrículas, mensualidades y otras actividades. Es como sálvese quien pueda, a pesar de que nuestro nombre dice que somos una institución estatal y que somos una entidad que apunta al corazón del problema en Chile: la falta de técnicos. Ahora, la actual administración, tiene un plan de fortalecimiento para los centros de formación técnica, el que también incluye una inyección de diversos recursos. Por ello, la nueva Constitución es fundamental en estas materias, porque apunta a un financiamiento basal, estatal y permanente, que es lo que la sociedad ha reclamado por años.
En mis 25 años que he trabajado en la educación, se reitera el gran déficit de profesionales que existe en Chile. Siempre se recuerda el estudio de la Sofofa que concluyó que la brecha existente de técnicos es del orden de 700 mil; caso similar ocurre con números que entrega la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en torno a profesionales en Chile, donde se calcula que hay un déficit de 400 mil. Más de un millón, cifra con la cual no daremos abasto en un corto período, por ello, todo lo que se proponga en torno a la educación es un gran avance. El tema ahora es cómo hacemos para que dicha educación sea con fines y objetivos claros, de calidad y con una operatividad que se mantenga en el tiempo. La nueva Constitución recoge estos temas, pero, hablando de operatividad dura, la ley establecerá los mecanismos”.
A su juicio, y en base a su experiencia como gestor educacional y rector del CFT de la ciudad de Calama, ¿por qué es importante contar con un sistema de educación pública fuerte en sus principios y fines? ¿Qué debe promover una educación pública? ¿Qué pierde un país sin un sistema fuerte de educación pública?
“El Estado debe tener un rol protagónico en la educación, cuestión que desde los años 80´ y partir de la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza, la famosa Ley Loce, cambió rotundamente. Una gran parte de la educación fue absorbida por los privados, ya que, en un momento de nuestra historia, había una vacante por cada 5 estudiantes. Situación que fue real y que, a ese ritmo, nunca hubiéramos alcanzado el nivel de profesionales que tenemos hoy en día, a pesar de que sigue existiendo un importante déficit. Entonces, se trasladó este foco a una formación técnica, terciaria y privada, lo que también fue bueno porque potenció y fortaleció la formación profesional. Sin embargo, el Estado no debe despreocuparse de su sociedad, de formar y educar en torno a la sociedad que queremos y debemos ser. El Estado debe preocuparse de este déficit de profesionales”.