“A mi análisis, la derecha nunca se bajó del pedestal. Nunca se cuestionó el por qué de la crisis social que estalló en 2019. En definitiva, su trabajo se centró básicamente en presentar iniciativas réplicas de la Constitución de 1980”.
Aula Magna conversó con la ex convencional independiente Ingrid Villena, abogada y representante del 13° distrito (Región Metropolitana), sobre la regulación del derecho a la educación en la nueva Carta Fundamental, su rol personal y feminista en el proceso constituyente y su análisis de los diferentes sectores que trabajaron en la Convención.
Destacamos de Ingrid su examen crítico frente a la labor que desempeñó la derecha en el proyecto constitucional y su inagotable compromiso con la nueva Carta Fundamental.
A continuación, revisa todos los detalles de esta interesante conversación:
Sobre La Educación En La Nueva Constitución
¿Tiene un balance personal acerca de cómo se reguló el tema del derecho a la educación en el proyecto de nueva Constitución?
“Tengo un balance positivo por cuanto, en la Constitución de 1980, solo se asegura el acceso a la educación, más específicamente el derecho de los padres a decidir sobre la educación de sus hijos, pero solo se limita a fines de mercado y en lo relacionado a en qué institución pueden estar. Sin embargo, no existe un Sistema Nacional de Educación como el que se crea actualmente en el nuevo orden constitucional, en el cual se establece un financiamiento basal desde el Estado hacia los establecimientos educativos, además de principios y fines claros, con acceso universal y equitativo.
Este sistema viene a establecer un financiamiento basal en todas las instituciones educativas, lo que es muy importante porque las demandas transversales apuntan justamente a ello. Un aporte basal que se establecerá en todos los niveles educacionales: primera infancia, párvulos, educación primaria, secundaria y superior.
Por lo pronto, se mantiene por un tiempo el actual sistema de educación, ya que, en aproximadamente 18 meses tras el plebiscito de salida, se creará el Sistema Nacional de Educación a través de una norma transitoria. Con ello también se permitirá que el sistema se vaya perfeccionando mediante una norma o ley que establezca el Congreso”.
A su juicio, los artículos expuestos en el borrador de la nueva Constitución que describen el derecho, acceso universal y equitativo a la educación, ¿rompen los paradigmas de la educación de mercado?
“A veces dudo un poco, pero tengo muchas esperanzas porque todo se hizo en función de erradicar los postulados de la Constitución de 1980, que justamente prevalecen los intereses de mercado. En el nuevo orden constitucional queda consignado que debe establecerse una educación con acceso universal, equitativo y de calidad, donde el financiamiento basal del Estado será el principal pilar de ello.
Sin embargo, debo confesar que el concepto de calidad nunca me gustó por cuanto la educación no es un producto. No es algo donde me dirija al Servicio al Consumidor y diga: “Mira, me falló. Necesito cambiarlo, porque solo lo ocupe tres meses y me falló”. Nunca estuve a favor de que se integrara el concepto de calidad, pero lamentablemente fui minoría entendiendo que esta era una consigna o casi un slogan de los movimientos estudiantiles”.
Entendiendo que la nueva Carta Fundamental optó por un sistema de provisión mixto (público-privado), ¿por qué la población podría tener confianza en que habrá un buen sistema de educación pública?
“¿Por qué no? La pregunta debería ser al revés. Porque no confiar en un sistema de educación pública donde todas y todos los profesores y cada una de las personas que integran este sistema tengan las mismas oportunidades y donde exista la posibilidad de una nivelación nacional. No puede ser que aún existan establecimientos que tengan mayores privilegios y donde se pasen ciertas materias, mientras que en otros la diferencia si se hace notar, tanto por la vulnerabilidad que existe como por materias que nunca se pasan.
El Sistema Nacional de Educación que se propone en el nuevo orden constitucional viene a arreglar de manera paulatina esta situación. Pero reitero lo paulatino, porque no va a pasar de inmediato, tal como lo dije anteriormente.
Lamentablemente, no se pudo acabar con las instituciones privadas, por ello de repente dudo si se logró romper con todos los paradigmas de la educación de mercado. Sin embargo, también tengo esperanzas porque se prohíbe el lucro en las instituciones educativas públicas y en aquellas privadas que reconozca la ley. Todos estos establecimientos deben estar en regla de acuerdo a la fiscalización que ejerza el Estado y en torno a los principios y fines que se estipulan en la nueva Constitución”.
A su juicio, ¿por qué es importante contar con un sistema de educación pública fuerte en sus principios y fines? ¿Qué debe promover una educación pública? ¿Qué pierde un país sin un sistema fuerte de educación pública?
“La educación pública tiene que promover distintos tipos de conocimientos. Con ello no solo me refiero a la educación formal o técnica, que es la que actualmente conocemos, sino que también a la educación de las ciencias, las artes, el patrimonio, la cultura, entre otras tan importantes.
El tipo de educación que se propone en el borrador de la nueva Constitución es amplio. Se trata de fortalecer y florecer todas las áreas de la educación y de cada persona, porque no todos somos científicos o humanistas, sino que también hay personas que son más hábiles en las artes, en la pintura, en la música, y todo ello debe ser reconocido en el mismo nivel. Las artes no son un hobbie, no es algo que nos entretenga por un tiempo, sino que también debe ser pensada como una forma de solventar nuestras vidas.
Sin una educación pública fuerte, hemos perdido gran reconocimiento internacional de muchos de nuestros científicos, científicas, músicas, músicos, entre otros tantos artistas que se destacan por sus magníficas actuaciones. Esto es bastante triste, porque no se valoriza el gran amplio espectro de cultura que poseemos. Perdemos la visión como sociedad sin un sistema fuerte de educación pública, no dando cabida al desarrollo de nuestros talentos”.
¿Qué mensaje dirigiría usted al movimiento social que luchó por una educación pública, gratuita, no sexista y de calidad, en relación con la nueva regulación constitucional? ¿Estas metas se alcanzan o cumplen en el nuevo orden constitucional?
“Me siento parte de ese movimiento, porque desde muy chica vi la revolución pingüina. También me involucré en el movimiento universitario de la Universidad Central cuando estaba convirtiéndose en Corporación, además de participar de las marchas y manifestaciones del mismo movimiento característico del 2011 y de los años venideros. Somos del mismo rango etáreo.
Lo que les diría, es que se intentó desde todas las formas cambiar el sistema de educación, pero lamentablemente hay intereses muy fuertes, muy comprometidos, que escapan de nuestras manos o al menos desde el sector independiente. Sin embargo, lo que está en el borrador de la nueva Constitución es un gran avance. Un avance gigantesco, porque incluso no solo hablamos sobre cómo se tiene que ejercer la educación, sino que también de su financiamiento y cosmovisión. Se habla, por ejemplo, de la educación sexual integral, que es algo inédito en la historia de Chile. La educación sexual integral en el nuevo orden constitucional será inclusiva, respetará todas las diversidades y disidencias sexuales en todos sus aspectos, y esto sí o sí es una ganada rotunda.
De igual forma, debemos seguir organizándonos, buscando formas de fiscalizar el poder. Debemos utilizar de manera correcta los mecanismos de participación de democracia directa que están en el nuevo orden constitucional, para proponer leyes en el Congreso y así seguir mejorando el Sistema Nacional de Educación”.
El borrador de la nueva Constitución prohíbe toda forma de lucro en instituciones públicas educativas y en aquellas privadas que reconozca la ley. Pero, ¿de qué forma se puede garantizar esto en la práctica? ¿Con rendición de cuentas? ¿Con un proyecto educativo claro en sus fines comunes y colectivos?
“El Sistema Nacional de Educación será fiscalizado por la Contraloría General de la República, ya que es un sistema que dependerá del Estado. La Contraloría verá la forma en la que se desenvuelven estos dineros, sin embargo, la ciudadanía será el primer agente fiscalizador. Siempre la ciudadanía en primer lugar, pues nosotros también debemos velar por el correcto ejercicio de los parámetros de la nueva Constitución.
En caso de que se encuentren inconsistencias, debe denunciarse de acuerdo a los procedimientos correspondientes, tanto por parte de los agentes municipales, ya que en el nuevo orden constitucional se fortalecen los gobiernos regionales y locales para que estas instituciones representen a un grupo de personas, como también por parte de personas naturales, Contraloría o Ministerio de Educación”.
¿Qué rol cree que deben jugar las universidades y centros de formación técnica en la nueva institucionalidad que propone el nuevo proyecto constitucional?
“Primero, comentarte que la educación no solo está tratada en el capítulo de Derechos Fundamentales, sino que también la podemos encontrar en el capítulo de Forma de Estado, donde se establece que cada región tendrá su propia universidad. Esto es un paso fundamental para acercar la educación superior a todos y todas.
En base a ello, las universidades cumplen un rol fundamental en el tipo de personas adultas que van a trabajar a futuro y que van a solventar al país durante un tiempo determinado. La universidad o Centro de Formación Técnica (CFT) no solo tiene el rol de enseñar a una persona y entregar información como si fuera una máquina que solo repite y repite, sino que debe formar adultos, tanto profesionales como técnicos, que sean capaces de poder comprender el entorno y solidarizar con aquellas personas que tendrán que atender a futuro.
Las universidades y CFT deben fortalecer su lado humano, pensando en qué tipo de profesionales quieren egresar a futuro. Y justamente ello se sostiene en la nueva Constitución, estableciendo fines y principios claros en la educación pública”.
Sobre La Convención Constitucional Y Su Labor Personal En El Proceso Constituyente
¿Qué norma de las aprobadas le genera más ilusión? ¿Qué votación resultó más emocionante para usted, considerando tanto aquellas demandas de la sociedad chilena como las de un sector o movimiento en particular?
“Son tres las normas que me generaron más ilusión y con las cuales se me cayeron algunas lágrimas al momento de discutir y trabajar directamente en torno a ellas.
La primera norma tiene que ver con aquella que indica que los jueces y juezas deben fallar con enfoque de género; la segunda es sobre la maternidad deseada y la interrupción del embarazo, ya que con este artículo se abre una puerta gigante para legislar en torno al aborto libre, a no más encarcelamiento de mujeres por tomar esta opción y a evitar casos con resultado de muerte por prácticas inseguras durante la interrupción de un embarazo. Y el último artículo tiene que ver con la figura del defensor del pueblo, más específicamente con la creación de la Defensoría Popular, que es una demanda que se arrastra desde hace mucho tiempo y que se había perdido en el Congreso”.
Tras su renuncia a la Lista del Pueblo, ¿qué análisis puede concluir respecto a las razones que motivaron su salida? ¿Cuál es el balance que usted puede hacer en torno a los hechos que acabaron con dicha lista?
“Ingresé con mucho orgullo a través de la Lista del Pueblo, que fue un proyecto a nivel nacional de solamente candidaturas independientes y de quienes soñábamos formar parte de la Convención Constitucional. Posteriormente, se disuelve la Lista del Pueblo por situaciones que ya se conocen, como es el caso de Rodrigo Rojas Vade, que fue también mi compañero de distrito, y por lo que ocurrió con Cristian Cuevas, que fue presentado como candidato presidencial de la Lista del Pueblo. De ninguna forma, nosotros como independientes íbamos a apoyar una candidatura presidencial porque el objetivo siempre fue elaborar una nueva Constitución y colocar todas las energías en ese proceso y no en otro, mucho menos con pretensiones de poder de ese nivel.
Por todo esto, cuando se desvirtúan las finalidades de la lista, nace un nuevo colectivo formado por muchos y muchas ex listas del pueblo y que se llama Pueblo Constituyente. Actualmente, este grupo está formado por diez constituyentes, con quienes trabajamos de manera articulada para incidir dentro de la Convención. Sin embargo, debo reconocer que fue difícil levantarnos luego de estas situaciones, sobre todo tras lo sucedido con Rodrigo Rojas Vade. Este caso en particular hizo que las personas perdieran su confianza en nosotros.
A punta de trabajo, y justo coincidió con la presentación de iniciativas, pudimos levantarnos y destacarnos por las ideas que propusimos. Con Pueblo Constituyente siempre trabajamos unidos y con mucho orgullo afirmó que nosotros impulsamos una gran cantidad de normas, como lo es la Corte Constitucional, la Asamblea Constituyente en el título de Reforma y Reemplazo, la Defensoría del Pueblo y las garantías procesales para las personas que se encuentran en un debido proceso”.
¿Cómo describiría la conducta de los sectores que representan a la derecha en la Convención? ¿Contribuyeron al consenso o fueron obstaculizadores permanentes? ¿Hubo una izquierda obstruccionista?
“Todo comenzó cuando la derecha se dió cuenta que ni el Frente Amplio, ni el Partido Socialista o Chile Digno, el cual está integrado por el Partido Regionalista Verde y el Partido Comunista, iban a trabajar con ellos. Aquí también nos incluímos nosotros como independientes, pero todo ello fue porque la derecha siempre fue un obstaculizador en el proceso Constituyente.
Fue ahí cuando la derecha tomó una estrategia de desprestigio frente a la Convención. Comenzaron a salir una ola de fake news, de noticias falsas, que decían que nada nos funcionaba, que nos queríamos subir el sueldo y cuánta cosa más. Todo era problema. Sin embargo, la derecha no cedió en ningún momento. Todos perdimos o transamos alguna de nuestras posturas, pero la derecha nunca quiso perder.
A mi análisis, la derecha nunca se bajó del pedestal. Nunca se cuestionó el por qué de la crisis social que estalló en 2019. En definitiva, su trabajo se centró básicamente en presentar iniciativas réplicas de la Constitución de 1980.
Ahora, respecto a si existió una izquierda obstruccionista, si la hubo. Era un grupo menor que no transaba para quedar con una posición de ultra izquierda, pero yo no estaba dispuesta a perderlo todo. La Convención fue una oportunidad única en nuestro país y no estaba dispuesta a perderla”.
Si la nueva Constitución se aprueba, ¿estima que la sociedad chilena será más igualitaria y democrática? Si su respuesta es positiva, ¿qué normas de la nueva Constitución cree usted que ayudarán para que así sea?
“Es mi sueño y así lo creo. Deseo de todo corazón que la Constitución establezca igualdad y solucione muchos problemas históricos que ha tenido Chile. Dentro de esto nos puede ayudar el nuevo principio de igualdad y no discriminación, el principio de igualdad sustantiva, la reivindicación de la diferencias de género a través de la paridad y el reconocimiento del trabajo doméstico”.
¿Cuánto cambió usted después de este proceso inédito en la historia de Chile? ¿Podría identificar el surgimiento de alguna nueva convicción o de un nuevo compromiso personal luego de esta experiencia histórica?
“El compromiso que adquiero es que, al haber participado de la elaboración del texto constitucional, no puedo desprenderme de el. Esto significa que debo seguir perfeccionando la Constitución de acuerdo a los tiempos, pero, para ello, no necesariamente debo optar a algún cargo público. Puedo hacerlo a través de los mecanismos locales de participación o por medio de los instrumentos de democracia directa.
Asimilo al texto como un hijo, porque se debe defender, hablar bien del nuevo orden constitucional y comprometerse con el de por vida”.
¿Qué materia estima quedó pendiente en la nueva Constitución y le gustaría que se incorporara en el futuro?
“El royalty minero. No hubo caso. Lo presentamos como tres veces, pero no hubo caso. Quedó un articulado aproximado sobre la extracción de recursos, con la finalidad de que estos nos puedan servir como una forma de solventar los Derechos Fundamentales estipulados en la nueva Constitución, sin embargo, quedó como tarea pendiente.
La verdad… es que tengo temor respecto a lo que pueda pasar a futuro con ese tema. Tengo temor, porque estuvo la oportunidad de crear un royalty minero más allá de los impuestos a los súper ricos, pero no tengo una respuesta clara respecto a por qué no se aprobó. Mis habilidades no daban para llegar a las cúpulas de los partidos o del poder. Con ello quedo bastante preocupada, pero estaré muy pendiente de los ingresos del país pues el royalty minero puede ser un buen sustento económico de los Derechos Fundamentales”.
¿Cómo cree que será recordada la Convención Constituyente?
“Qué difícil pregunta, porque me gustaría conocer el sentir de cada persona. Sé que será recordada como un hito histórico e inédito en nuestro país, pero también me deja la sensación de que hay que seguir trabajando para lograr todos los cambios. Hay que seguir molestando al Congreso para que dicte las normas necesarias en torno, por ejemplo, a la modificación de los derechos del agua, la creación de un Banco del Suelo para las viviendas sociales, entre otros temas que requieren legislaciones. Tengo muchas esperanzas porque hicimos un muy buen trabajo, pero también debe existir una fuerza popular tras el plebiscito de salida que impulse los cambios y fiscalice al poder”.
Sobre La Participación Feminista En El Proceso Constitucional
¿Está conforme con el mecanismo de la paridad? ¿Estima que las mujeres aportaron con su mirada, valores e intereses? ¿En qué discusión cree usted que se manifestó la diferencia más sustantiva respecto a los enfoques de género?
“Respecto al mecanismo de paridad para la elección de convencionales, lo celebro en cierta medida porque dejó un 50% de mujeres y un 50% de hombres, sin embargo, nunca se consideró a las personas trans, por ejemplo, ya que fue una paridad binaria: solo hombres y mujeres. Ahora, y aprendiendo de esas falencias, la paridad que se redacta en la nueva Constitución es distinta y va justo en reparación de estas falencias. Primero, es una paridad no binaria: no solo tiene que ver con considerar al hombre y a la mujer, sino que también incluye a las diversidades y disidencias sexogenéricas y a las personas que no se identifican con ningún género.
Por otro lado, la paridad que se establece en el nuevo texto no tiene un tope del 50% para las mujeres. Por ejemplo, si una institución requiriera dos cargos, actualmente tendría que ser un hombre y una mujer, pero, con la nueva Constitución, podrían ser dos mujeres. Esas son las diferencias más sustanciales respecto a la paridad y que cambian respecto a lo establecido en el Acuerdo por la Paz.
Cuando comenzó la Convención, se creó un grupo de WhatsApp de todas las mujeres de izquierda, un grupo feminista donde terminamos siendo casi 60 mujeres. De las más activas nace la Colectiva Feminista, que somos las mismas mujeres de la Convención y sin distinción de partidos. Aquí se crea algo bien ameno, bonito, donde presentamos distintas iniciativas feministas frente a la Convención. La igualdad sustantiva, equidad de género, paridad e interrupción voluntaria del embarazo, fueron los puntos donde nosotras como feministas discutimos en cada uno de nuestros espacios, colectivos y frente a la Convención”.
En la nueva Constitución se estipula que el Estado tomará las medidas necesarias para prevenir la violencia y superar las desigualdades que afrontan las mujeres. En la práctica, y a su juicio, ¿cuál sería la mejor fórmula que puede promover el Estado para prevenir la violencia y superar las desigualdades de género?
“Con la educación. Con la educación sexual integral, que debe ejercerse desde la primera infancia para que los niños y niñas sepan cuáles son los límites corporales, se descubran y puedan educarse en todo ámbito. La educación sexual no se trata de educar sexualmente a una persona, sino que también se asocia a la búsqueda de relaciones socioafectivas sanas. Por tanto, con un buen desarrollo desde la infancia, se puede erradicar la violencia para que este sea un problema menor a futuro.
Otra norma respecto a esto mismo es la Justicia Vecinal, que viene a reemplazar a los actuales Juzgados de Policía Local. Los Juzgados de Policía Local dependen de las municipalidades, en cambio, la Justicia Vecinal dependerá del Sistema de Justicia. Esta nueva institución no solo estará integrada por una jueza o un juez, sino que además por un trabajador/a social y psicólogo/a. Una dupla psicosocial, donde cualquier persona que sufra de violencia puede acudir a estos locales y recibir atención inmediata.
Sin embargo, surge la pregunta de cómo enfrentamos este problema en la sociedad actual. Es complejo, pero también se soluciona con educación, programas, políticas públicas por parte del Ministerio de la Mujer, de Educación y de las municipalidades.
Trabajar con el tema de la violencia es súper difícil, y aquí también hablo como abogada, porque cuando a mi me toca un caso de una mujer que ha sufrido violencia, no solo es el hecho de hacer justicia y que al agresor se le sancione, sino que debe existir un proceso de reparación: de cómo esa mujer recupera su confianza, autoestima, cómo se vuelve a desenvolver en su medio, en su trabajo y cómo vuelve a enfrentarse al sexo opuesto. En definitiva, que vuelva a desenvolverse como una persona sana, y eso se hace a través de diferentes terapias.
Todas estos programas y políticas que puedan desprenderse de la educación, salud mental, sistema de salud, educación sexual integral, programas de trabajo, etc.; son acciones para enfrentar la violencia.
Además, en la nueva Constitución hay una norma transitoria que habla sobre la casa de acogida para mujeres o para cualquier persona que sufra violencia, que se estipula en el derecho a la vivienda. Ese siempre ha sido mi sueño, establecer una casa de acogida en cada comuna y donde cada persona que sufra violencia pueda llegar, estar un tiempo para que reorganice su vida y seguir adelante.
Otra cosa que me gustaría agregar y que considero súper importante, es entregarle reparación también al agresor. Lo más probable es que esa persona fue un niño o niña vulnerada o violentada en su momento, y solo aprendió a resolver sus problemas con violencia. El objetivo es que, en un futuro, esa persona que agredió no vuelva repetir los patrones de violencia y aprenda a crear relaciones sanas”.
Respecto a los derechos sexuales y reproductivos, ¿cuál sería la mejor fórmula para promover una educación sexual integral en todas las aulas de Chile? ¿Implementar programas educativos estratégicos? ¿Considerar una mirada amplia de la sexualidad y no meramente en torno a la prevención del embarazo?
“Promovería esta educación combinando lo teórico con lo práctico. Primero, haciendo una introducción teórica respecto a qué es la violencia y cuáles son sus límites físicos, para que a través de ellos se realice una bajada sobre los tipos de violencia que existen: física, psicológica, sexual, económica, y, la más terrible de todas ellas, el homicidio. También, promovería el amor propio como regla general, para después realizar un acercamiento con expertos porque no soy especialista en estás áreas. Vincularse con psicólogos, trabajadores sociales, psicopedagogos, lo que daría cabida a una participación en diversos talleres con la finalidad de aprender a relacionarnos con los otros y otras”.