Entrevista a Helmut Martínez, convencional constituyente

Nuestro objetivo siempre fue buscar la mejor norma constitucional posible […] Cada colectivo se debió desprender de muchas banderas de lucha que traía consigo y los 2/3 no siempre se dieron de manera natural, sino que fue un esfuerzo de mucho diálogo y cesiones por parte de todos”.

Aula Magna conversó con el constituyente independiente, Helmut Martínez Llancapán, abogado y representante del distrito 23 en la Convención Constitucional, sobre su postura respecto a la educación en la nueva Constitución, labor desarrollada en la Convención y el reconocimiento de derechos hacia los pueblos indígenas en el borrador constitucional.

Temas como la importancia de un sistema público de educación versus las consecuencias de una educación con fines económicos, así como también las demandas de territorio de los pueblos indígenas y el trabajo mancomunado dentro de la Convención Constitucional; revísalos a continuación.

 EDUCACIÓN EN LA NUEVA CONSTITUCIÓN

¿Tiene un balance personal acerca de cómo se reguló el tema del derecho a la educación en el proyecto de nueva Constitución?

“Lo primero que hay que decir respecto a la educación en la nueva Constitución, es que, además de ser una temática social, esencial y de interés nacional, se logró consagrar a la educación como un derecho garantizado por el Estado, donde se asegura su acceso y calidad. Además, se establece la gratuidad en la educación y se fortalece la educación pública”.

A su juicio, los artículos expuestos en el borrador de la nueva Constitución que describen el derecho y acceso universal y equitativo a la educación, ¿rompen los paradigmas de la educación de mercado?

“En relación a cómo se concibe actualmente ‘el acceso a la educación’, el borrador constitucional tiene un avance significativo. La ley deberá establecer el Sistema Nacional de Educación -entidad propuesta en el borrador de la nueva Constitución-, y será a nivel normativo que podremos ver los efectos de la pauta que da el actual borrador”.

Entendiendo que la nueva Carta Fundamental optó por un sistema de provisión mixto (público-privado), ¿por qué la población podría tener confianza en que habrá un buen sistema de educación pública?

“Es un camino en construcción, ya que la educación pública es una deuda del Estado de Chile para con la sociedad. La educación es parte esencial del desarrollo humano y tiene una importancia fundamental a nivel social, de ahí su rol público y común en cuanto a sus fines y objetivos.

Hoy, en el borrador constitucional, se exponen varios principios en relación a darle mayor relevancia a la educación pública, estableciendo un sistema nacional y dándole los aportes en recursos que se requieran”.

A su juicio, ¿por qué es importante contar con un sistema de educación pública fuerte en sus principios y fines? ¿Qué debe promover una educación pública? ¿Qué pierde un país sin un sistema fuerte de educación pública?

“Toda la sociedad tiene una alta valoración por la educación y anhela que esta pueda otorgar las herramientas necesarias para el progreso, tanto social como personal, y para un posterior aporte dirigido a la misma sociedad. Sin embargo, hasta ahora se ha visto que solo aquellos que cuentan con recursos pueden acceder a una educación que dé garantías de ser de excelencia, viendo frustrados los anhelos que anteriormente mencionamos. De ahí la importancia de que el Estado asuma un rol protagónico en orden de darle a toda la sociedad, especialmente a aquellos que carecen de recursos, una educación equitativa y que sirva para los fines con los cuales fue concebida.

El Estado, al tener un rol periférico, deja a la educación en manos del mercado, y este no ve fines societarios sino que propósitos relacionados a utilidades económicas o con enfoques orientados a ciertos sectores. En definitiva, la educación al no tener una educación pública fortalecida, corre el riesgo de establecer las actuales diferencias imperantes en nuestra sociedad”.

¿Qué mensaje dirigiría usted al movimiento social que luchó por una educación pública, gratuita, no sexista y de calidad en relación con la nueva regulación constitucional? ¿Estas metas se alcanzan o cumplen en el nuevo orden constitucional?

“No podemos decir que este borrador refleja en un cien por ciento la forma y fondo de dichas propuestas generadas en el movimiento social, pero sí se puede afirmar que el borrador constitucional tiene una absoluta diferencia con la actual regulación constitucional de la educación. En el -en referencia al borrador de la nueva constitución- está lo que buscaba el movimiento social respecto a la educación y sus fines, avanzando muy significativamente en estas materias”.

El borrador de la nueva Constitución prohíbe toda forma de lucro en instituciones públicas educativas y en aquellas privadas que reconozca la ley, Pero, ¿de qué forma se puede garantizar esto en la práctica? ¿Con rendición de cuentas? ¿Con un proyecto educativo claro en sus fines comunes y colectivos?

“Hay un aspecto fundamental en relación a esto, que es la regulación y la adecuación de aquellos privados que quieran educar con recursos públicos. Ellos -en referencia a los privados- deberán atenerse a las mismas reglas del Sistema Nacional de Educación, lo que ineludiblemente los expone a mayores exigencias y resguardos. Además, lo que se busca es que los recursos del Estado en relación a la educación se gasten de buena forma, tanto en el ámbito público como privado, y por esto los que quieran educar con recursos públicos estarán regulados por el nuevo sistema de educación que se expone en la nueva Constitución”.

¿Qué ocurre en la nueva Constitución con el principio de subsidiariedad en la educación? ¿Cómo funcionará, sobre todo considerando la figura de las instituciones educativas privadas?

“La educación pública desde el borrador constitucional se ve no solo reforzada, sino que priorizada. Desde ahí que, considerando principalmente el aspecto legal, debe hacerse una bajada fiel a lo que el borrador constitucional consigna respecto a la educación.

La educación privada no sufre cambios radicales por ahora, por ello la importancia de que la educación pública en la práctica sea funcional al interés de la sociedad y verifique sus objetivos trazados y esperados”.

¿Qué rol cree que deben jugar las universidades y centros de formación técnica en la nueva institucionalidad que propone el nuevo proyecto constitucional?

“En el borrador constitucional se reconoce la importancia de ambas figuras y entidades relacionadas con la educación superior, teniendo incluso una mención expresa para reforzar su rol en la educación.

Un rol primordial que tienen dichas entidades es el promover el desarrollo desde los territorios, a objeto de no concentrar la oferta educacional solo en los grandes centros urbanos del país. Es decir, un rol descentralizador de la educación, que también es un gran desafío”.

PUEBLOS INDÍGENAS EN LA NUEVA CONSTITUCIÓN

La nueva Constitución, de alguna o varias formas, ¿repara la invisibilización que el Estado de Chile ha hecho de los derechos de los pueblos indígenas? ¿De qué forma se reivindica en el nuevo orden constitucional el reconocimiento de dichos pueblos?

“Esta propuesta constitucional, primero, los visibiliza, y, segundo, les da el reconocimiento que han debido tener desde la formación del Estado de Chile. Ello implica el reconocimiento a su lengua, a sus manifestaciones culturales, derechos ancestrales, entre otras. También hace partícipe a los pueblos originarios del poder, tan esquivo hasta ahora”.

En la nueva Constitución, ¿cómo se entiende la libre determinación de los pueblos indígenas? ¿Esta denominación garantiza la autonomía y titularidad de dichos pueblos, además de reparar en alguna medida las demandas sobre la identidad o “blanqueamiento” (entendiendo este fenómeno como un proceso de carácter político que pretende invisibilizar a los pueblos) de los pueblos indígenas?

“El borrador constitucional hace el reconocimiento a los pueblos originarios y establece conceptos de esencial importancia, como lo son la autodeterminación. Ello conlleva, además, autonomía y titularidad de derechos en concordancia a los tratados internacionales, de los cuales nuestro país es parte. En ningún caso los anteriores conceptos pueden entenderse fuera del Estado de Chile, esto es, que nuestro país se mantiene íntegro, al igual que sus valores y emblemas”.

A su juicio, ¿la autonomía territorial de los pueblos indígenas estipulada en el nuevo orden constitucional, da pie o promueve una posible recuperación de tierras ancestrales, sobre todo considerando las demandas territoriales del pueblo mapuche?

“Así es, pero además hay un artículo que habla precisamente de estas materias y que establece el derecho a la recuperación de las tierras por parte de los pueblos originarios. En todo caso, será la ley quien establecerá el mecanismo a seguir. El borrador constitucional establece un derecho que es la base, pero los procedimientos y la forma de llevarlo a cabo serán de resorte normativo”.

CONVENCIÓN CONSTITUCIONAL Y LABOR PERSONAL EN EL PROCESO CONSTITUYENTE

¿Qué norma de las aprobadas le genera más ilusión? ¿Qué votación resultó más emocionante para usted, considerando tanto aquellas demandas de la sociedad chilena o las de un sector o movimiento en particular?

“Una de las normas que más me generó ilusión y de la cual me enorgullece haber colaborado en su formación, fue la relacionada con establecer la nueva forma del Estado chileno como Estado regional. Se le ha dado una estructura regional a Chile y desde ahí concebimos el manejo del poder, es por ello que, cada norma que le fue dando contenido a esta nueva forma de país, fue muy emocionante, más aún considerando que además atendimos las críticas académicas que, en términos generales, fueron positivas. Esta demanda de un Estado regional era muy requerida desde las regiones y pudimos responder a ello”.

¿Con qué colectivo trabajó en la Convención? ¿Que acuerdos impulsados por su colectivo le resultan más satisfactorios? ¿Diría usted que el proyecto de nueva Constitución es fruto de acuerdos que requirieron un alto grado de desprendimiento de los distintos colectivos, o, más bien, cree que hubo un consenso de entrada que facilitó los acuerdos?

“Trabajé con el colectivo Independientes por la nueva Constitución que reunió a 13 convencionales independientes. De este colectivo se impulsaron varias temáticas de interés e iniciativas para las diferentes comisiones de trabajo, así, por ejemplo, en la Comisión de Principios se impulsaron normas sobre la democracia paritaria, en derechos fundamentales se establecieron normas sobre la propiedad y expropiación; así como en la Comisión de Medioambiente se legisló en torno a los derechos de la naturaleza y en el sistema político tuvimos una participación relevante en cuanto a otorgarle mayores atribuciones a la Cámara de las Regiones. De esta forma, formamos parte de cada uno de los grandes acuerdos, donde siempre se trató de buscar el bien común y la integridad del texto constitucional.

Nuestro objetivo siempre fue buscar la mejor norma constitucional posible. Sin duda fue un desafío, debido a que en ocasiones se imponían visiones ideológicas y políticas, pero al final se logró un extenso borrador. Cada colectivo se debió desprender de muchas banderas de lucha que traía consigo y los 2/3 no siempre se dieron de manera natural, sino que fue un esfuerzo de mucho diálogo y cesiones por parte de todos”.

¿Cómo describiría la conducta de los sectores que representan a la derecha en la Convención? ¿Contribuyeron al consenso o fueron obstaculizadores permanentes? ¿Hubo una izquierda obstruccionista?

“Respecto de los sectores de derecha, siempre hubo una conclusión evidente y que ellos mismos se encargaron de hacer ver, que es que al ser minoría no iban a tener incidencia en el debate constitucional.

Desde la forma en que se concibió la redacción de la Constitución, si se dio espacio a todos los colectivos de poder participar del debate constitucional, ya sea formando parte de las comisiones, así como de las propuestas e indicaciones a las normas constitucionales, etcétera. Esto se pudo advertir en cada una de las sesiones e instancias que tuvo la Convención, ya que todo se hizo público.

Al final, podemos decir que Chile Vamos fue tomando una postura cada vez más crítica del proceso, eso sí, no formando parte de los acuerdos tomados en cada una de las temáticas, salvo algunas excepciones como en principios constitucionales y algunas relacionadas con el sistema político. Asimismo, cabe reconocer que de ciertos sectores de la izquierda y también por parte de algunos independientes, nunca se dio la posibilidad de participar junto a Chile Vamos, situación que no se verificó en nuestro colectivo -en referencia a Independientes- pues siempre estuvimos abiertos a trabajar con ellos y reconocer sus aportes.

Personalmente, forjé una muy buena relación con muchos convencionales de Chile Vamos, especialmente en lo que respecta a las relaciones humanas”.

Si la nueva Constitución se aprueba, ¿estima que la sociedad chilena será más igualitaria y democrática? Si su respuesta es positiva, ¿qué normas de la nueva Constitución cree usted que ayudarán para que así sea?

“Absolutamente, ese es el gran objetivo de esta propuesta constitucional. El principio está dado en algunos artículos, como lo son aquellos que reconocen a Chile como Estado democrático y social de derecho, los que determinan una democracia paritaria y los que establecen que la forma del Estado será de tipo regional, empoderando de esta manera a los territorios. En definitiva, todo el catálogo de derechos sociales que se expone en la nueva Constitución robustece una sociedad mucho más democrática e igualitaria. Esta Constitución claramente no es perfecta, pero se hace cargo de muchas demandas de la sociedad chilena que no tenían eco en la actual Carta Magna, pero que ahora sí se recogen”.

Tras su renuncia a la Lista del Pueblo, ¿qué análisis puede concluir respecto a los motivos que motivaron su salida? ¿Cuál es el balance que usted puede hacer en torno a los hechos que acabaron con dicha lista?

“Realizando una retrospectiva hacia esos convulsionados momentos, era lo que debíamos hacer y un paso que debíamos dar. Pudimos reordenarnos y seguir en nuestros colectivos, persiguiendo los objetivos de la sociedad para dar respuestas a las demandas que nos derivaron a estas instancias.

La Lista del Pueblo nunca fue una instancia orgánica con principios partidarios, entonces, cuando ello salió a la luz a través de decisiones erróneas, no nos quedó otra alternativa que desafectarnos. Personalmente, y tal como lo transparenté siempre, nunca fui partícipe de asambleas o conocí a los líderes que iniciaron la Lista del Pueblo. Más bien, mi ‘vinculación’ con dicha lista fue de tipo electoral, porque en el distrito 23, que es donde salí electo, fue una fusión de lista que obedeció a las ideas y fuerzas territoriales de la región de la Araucanía”.

¿Cuánto cambió usted después de este proceso inédito en la historia de Chile? ¿Podría identificar el surgimiento de alguna nueva convicción o de un nuevo compromiso personal luego de esta experiencia histórica?

“Asumir una responsabilidad tan trascendental para la historia de nuestro país, fue algo inédito e inesperado en mi historia de vida. Claramente, esta responsabilidad no la asumí solo, sino que colectivamente. Muchas personas respaldaron este proceso en distintos ámbitos, con apoyo anímico y aportes académicos, quienes además son tan parte de este proceso como yo.

A partir de esta vivencia tuve que abandonar muchas posturas de tipo personal o ideológicas, inclusive para poder abandonarme a la voluntad general, sobre todo del territorio que me eligió y que represento. Todo ello se extrajo de muchas audiencias públicas, del recorrido que hicimos por gran parte del país, de los cabildos, conclusiones de una anterior propuesta constitucional, lectura de estudios, encuestas y sistematización de mucha información relacionada con las temáticas constitucionales. Esto, además, me hizo conocer a un Chile profundo, más allá de lo que había vivido en mi propia realidad o la que me rodeaba. Me hizo ampliar mi visión y adquirir una convicción por las causas sociales más profunda de la que ya tenía, para de esta forma asumir posturas que quedaron demostradas en las normas que propusimos en cada comisión y en las votaciones que posteriormente asumimos”.

¿Cómo cree que será recordada la Convención Constituyente?

“Primero, como un órgano democrático, diverso, paritario e inédito en nuestro país y en el mundo entero, que tuvo la misión de confeccionar una Carta Magna para Chile. La experiencia en sí misma es muy valorable, ya que el país se dio la posibilidad de participar de una instancia y esquema ajeno a la política tradicional chilena, con una importante misión por cumplir. Desde ahí la importancia de validar esta forma democrática de poder, que concreta y establece cambios a una Constitución”.

Finalmente, ¿qué materia estima quedó pendiente en la nueva Constitución y le gustaría que se incorporara en el futuro?

“En materia de recursos de extracción de recursos naturales, no quedó establecida la posibilidad de un royalty, algo que sin duda hubiera beneficiado especialmente a las zonas geográficas donde se hace extracción.

Por otra parte, podría haberse tratado de mejor forma el derecho preferente de los padres a educar a sus hijos. Caso similar ocurre en materias del sistema político, donde hubiera preferido mayores atribuciones a la Cámara de las Regiones.

A mi juicio, también existen otros dos temas que quedaron frustrados y que se podrían incorporar en el futuro. Uno se relaciona con la participación de los independientes en las elecciones populares, mientras que el otro trata la limitación de los sueldos de algunas autoridades de elección popular, como lo son los diputados”.