Durante el 2018 se hizo una modificación en la Ley 21.094 referente a las universidades estatales, donde se estableció que dentro de un plazo de cuatro años, las instituciones de educación superior estatales debían reformar sus estatutos siempre y cuando estos hayan sido modificados previo al 11 de marzo de 1990.
Es por esto que Aula Magna conversó con Luis Varela Ventura —profesor de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de Antofagasta, director del Departamento de Derecho de la misma casa de estudios, y además, uno de los integrantes de la comisión triestamental de reforma de estatutos de la institución de la que es parte— para detallarnos dicho proceso y revelando que anteriormente, hubo al menos tres intentos de reforma de los estatutos creados en dictadura.
¿En qué etapa se encuentra el proceso de elaboración del nuevo estatuto?
Con respecto a la reforma de estatutos nosotros ya estamos en la etapa de término. El proceso comenzó el año 2019, en abril, y durante todos estos años estuvo encargado a un comité de reforma de estatutos, triestamentalmente integrado, que vio la etapa de acuerdo metodológico, de discusión de las distintas normas, posteriormente la etapa de presentación de propuestas por parte de la comunidad académica y luego nuevamente una reedición del texto. Conformado así en estos términos, la cerramos durante el año pasado en cumplimiento del plazo legal establecido en la ley. Terminamos nuestro trabajo como comisión a finales de mayo de 2021 y remitimos al Ministerio de Educación nuestro proyecto de estatutos una vez estando aprobado por la Junta Directiva de nuestra universidad, ya que ellos tienen los cargos máximos según los estatutos vigentes.
Actualmente, estamos en ese período donde nos estamos haciendo cargo de las observaciones hechas por el Ministerio de Educación a nuestro proceso y observaciones que hemos asumido y las hemos trabajado junto a este comité triestamental de reforma de estatutos y ahora estamos en condiciones de enviarlo nuevamente. Las observaciones que tuvimos son todas de carácter formal realmente, ninguna de carácter sustantivo a nuestro texto, tampoco hubo alguna objeción a nuestro texto, así que nosotros consideramos que el proceso ya está en la etapa final.
¿No realizó ninguna votación del universo de la universidad a nivel triestamental de ese borrador de reforma de estamentos?
A ver, nosotros realizamos un trabajo que consistió en primer lugar en la creación de un comité triestamental que estaba integrado por representantes de los distintos gremios en los que están organizados los funcionarios no académicos de la universidad, con académicos pertenecientes a las distintas facultades de la universidad y por representantes enviados por los estudiantes; ese fue el órgano que trabajó el texto como tal. Y luego, una vez que cerramos nuestro texto, se abrió una etapa que se llamó de socialización y de participación - porque tenía ambas finalidades-, respecto de la comunidad académica en su conjunto. Organizamos unas jornadas que tuvieron por finalidad que se presentasen indicaciones complementarias por parte de la comunidad al texto que nosotros les presentamos. Y una vez presentadas estas indicaciones por parte de la comunidad fueron cada una analizadas por el comité triestamental, incluidas obviamente, las que tenían un sentido normativo claro que tenían que ser tratadas en los estatutos, así como otras se consideraron que no tenían un carácter de estatuto, sino que iban en la línea de reglamentación universitaria, por lo que debían ser analizados en ese contexto.
La participación de la comunidad en su conjunto, a nivel triestamental, se edificó en estas jornadas de socialización y de participación.
¿Cómo se entiende la relación de la Universidad de Antofagasta con la sociedad, la cultura y el Estado?
Es una relación bastante profunda, nosotros somos la única universidad estatal de la región. Somos una universidad heredera de la Universidad de Chile, la Universidad Técnica del Estado (actualmente la USACH) que también tenía presencia en la Escuela de Minas de Antofagasta, un órgano que había sido creado para formar profesionales y técnicos para la actividad minera; y por nuestra propia característica de universidad estatal, hemos estado siempre muy conectados con las autoridades estatales y locales, con los gobiernos regionales, donde las unidades trabajan con los distintos órganos del Estado en la región. La vocación de la universidad está orientada -como se dice acá- desde el Mar hasta el Cosmos. En todo lo que involucra las actividades principales de este territorio pasando por carreras que se enfocan en estudios como oceanográfico, de biología marina, etcétera. Pasando también por el área de la minería, recursos naturales que son muy importantes en la zona; pero también con una vocación hacia actividades de carácter astronómico con la presencia de los observatorios de Paranal y ALMA; y con carreras que tienen un sentido social, tenemos escuela de artes, también tenemos casi todo el abanico de carreras referentes a salud. Entonces sí, la Universidad de Antofagasta tiene una fuerte vinculación con toda la actividad económica, cultural y social de la región.
¿La reforma de los Estatutos de la Universidad era una demanda de la comunidad universitaria o vino impuesta desde el Congreso Nacional? ¿Antes de la disposición legal que abrió el proceso de reforma hubo intentos de algún sector de la Universidad (estudiantes, funcionarias/os, académicas/os) por reformar o derogar el estatuto vigente desde el tiempo de la dictadura?
Sí, de todas maneras, pues la universidad previo a este proceso tuvo al menos tres intentos de reforma de estatutos. Todos ocurrieron post dictadura y surgieron porque se consideraba que habían muchos elementos que no se ajustaban a una universidad moderna, democrática. Entonces, ahora todos esos procesos que fueron alentados desde la propia comunidad desde los académicos, pero donde también diría que había un interés triestamental, fueron procesos que lamentablemente no se consumaron. Lo que nosotros podríamos decir es que la nueva ley de universidades del Estado más que imponernos estatutos nos fue un motivo para retomar esos procesos históricos que habíamos tenido en la universidad para llevarlos a su fin, y ahora de todas maneras, porque había un plazo legal para hacerlo. Entonces, sí hubo intentos, hubo procesos, pero fue capital también la ley de universidades estatales para motivar el término de procesos con los plazos que imponía la ley y por la sanción que nos imponía esta, porque si no aprobabamos nuestros propios estatutos, el gobierno nos iba a imponer el que crearan ellos; así que eso también fue de alguna manera un factor motivante para llevar el trabajo hasta su consumación completa.
¿En qué medida, estima usted, que el estatuto impuesto por la dictadura ha determinado las formas de convivencia y de relacionarse al interior de la comunidad universitaria? ¿Qué características presentaría esa cultura?
Lo primero, hay que distinguir varias etapas de la vigencia de ese estatuto. Yo soy un académico que no vivió los estatutos durante la dictadura, por un tema de edad, pero los colegas académicos mayores que sí la vivieron nos cuenta que el sentido de ese estatuto era imponer una mirada totalmente autoritaria en una época donde la universidad fue intervenida por los militares y donde no se cultivaba una libertad científica…Bueno, todos sabemos cómo fue esa época. Pero en la vuelta a la democracia, lo que nosotros hemos razonado es que poco a poco la universidad fue adoptando prácticas democráticas pese a los estatutos que tenía. Prácticas democráticas que finalmente se fueron avanzando y profundizando en el proceso democratizador de la universidad pese al estatuto que tenía. Por ejemplo, en las nuevas universidades del Estado se crea ahora un órgano triestamental que se llama Consejo Universitario y que tiene por finalidad ser un órgano que le hace contrapeso al rector desde la misma comunidad triestamental académica de la universidad. Antiguamente la universidad tenía un órgano parecido que se llamaba Consejo Académico y que era un órgano meramente consultivo al rector, nada más, e integrado solo por los decanos y representantes académicos de las facultades, o sea, era uniestamental y meramente consultivo. Pero por ejemplo, la universidad hace ya un tiempo, hace unos más de diez años, ese Consejo Académico fue mutando a ser algo muy parecido a lo que es hoy el Consejo Universitario de la nueva ley de las universidades estatales. Entonces mi punto es que la universidad, en mi opinión, pese a sus estatutos autoritarios fue poco a poco cultivando y retomando la práctica democrática sobre la base del ejercicio efectivo del funcionamiento de sus organizaciones pese a los estatutos que poseía. Ahora obviamente con la reforma de estatutos esto quedaría consagrado legalmente, siendo un upgrade de mayor participación y mayor democratización de la universidad sin lugar a dudas.
En la misma línea, ¿qué valor le asigna al proceso de formulación de nuevos estatutos? En este sentido, ¿habrá un cambio en la cultura de la gestión universitaria, será efectivamente más participativa?
Yo creo que todos los que conformamos la comisión de reforma de estatutos es lo que esperamos, ligado a lo que dije anteriormente además; pues pese a que la universidad había adoptado prácticas democráticas pese a sus estatutos autoritario esperamos que con la reforma se haga un upgrade más allá de la participación y de la democratización que sin dudas ya existe en la universidad.
¿Cómo evalúa la actuación del estudiantado, académicos/as y funcionarios/as en el proceso?
Yo las evalúo de una forma ejemplar. Fíjese que nuestra comisión de reforma de estatutos estaba conformada triestamentalmente y cuando llegamos a sentarnos todos los que teníamos la misión, que fuimos nombrados por nuestros distintos estamentos, sabíamos que esta era una comisión que tenía un trabajo muy importante para la universidad y yo juzgo que todos estuvimos a la altura del desafío, tanto el estudiantado que participó activamente, siempre hizo las respectivas propuestas, siempre con un ánimo de diálogo, de consenso; lo mismo sucedió con los funcionarios y los académicos. De hecho, nuestro proyecto de estatutos tiene un relato fidedigno y que está publicado en nuestro sitio web detallando sus actas y sus acuerdos, donde hay mucha discusión profunda, pero lo que primó fue el diálogo y el consenso. Todos expresaron sus posturas, discutieron sus posturas, y a la hora de aprobar la norma definitiva, todas fueron aprobadas por ⅔ o por unanimidad.
¿Qué grandes novedades trae la nueva regulación que puedan ser de interés para la comunidad universitaria?
Son varias novedades, por lo pronto, la primera es un gobierno corporativo triestamental, eso es lo primero, se termina la Junta Directiva y ahora habrá un Consejo Superior que tiene una integración triestamental; la creación del Consejo Universitario que reemplaza al Consejo Académico también tendrá carácter triestamental y también con un cupo para el gremio en el que están representados los académicos; por supuesto, también con representación de los gremios, de los estudiantes que antes no existía con derecho a voz y a voto. Pero luego esta estructura que la ley la presenta solamente a nivel de gobierno corporativo universitario, porque así lo hace la ley, nosotros en los estatutos también los reproducimos a nivel operativo de las unidades académicas, es decir, también las facultades, las unidades que las integran que son los departamentos, los institutos, los centros, las escuelas, etc., también van a tener esa forma de representación en sus órganos colegiados triestamentales. Esa es una novedad, porque la ley lo contemplaba solamente para los órganos corporativos superiores de la universidad y nosotros además lo bajamos a las unidades como tal. También nosotros introdujimos aspectos que eran muy importantes para nuestra comunidad, por ejemplo, lo que se refiere a carreras funcionarias y de académicos. Por ejemplo, el típico problema del excesivo personal a contrata en las universidades que es un tema que le preocupaba mucho a todos los gremios, a todos los trabajadores de la universidad y nosotros positivamos, transformamos en norma, un principio que hoy está solamente regulado en dictámenes de la Contraloría que se llama el principio de confianza legítima. Quizás entraré en términos técnicos pero creo que es importante recalcarla porque por lo menos los gremios de nuestra universidad lo han enfatizado como un gran avance para la seguridad laboral de las personas. El personal a contrata por regla general está en una posición que es renovada año a año lo que genera claramente una inestabilidad laboral. No la ley, sino que la Contraloría a través de dictámenes ha dicho de que existe una institución, un principio que se llama confianza legítima que si el trabajador ha cumplido con sus funciones y ha sido renovado para todos los efectos, si luego quiere ser desvinculado tiene que tener un tratamiento parecido al del funcionario que está en propiedad del cargo del poder, una desvinculación o una no renovación mediante sumario administrativo. Nosotros fuimos capaces de abordar e introducir ese principio de confianza legítima en nuestro estatuto también y con la importancia de que luego nuestros estatutos serán una ley de la República. Entonces, los gremios tanto de académicos como de funcionarios destacan bastante en este avance de la seguridad laboral del personal como tal de la universidad. También introdujimos normas en las cuales en los órganos colegiados tiene que haber área de género, así que claramente los nuevos estatutos traen también un paquete de novedades que son altamente valorados por los miembros de la comunidad.
Cambiando de tema, ¿la universidad ha impulsado la “democracia digital”?
Efectivamente nuestro proceso se cruzó con el estallido social y la pandemia, a raíz de estos eventos comenzamos a digitalizarnos y sesionar por teletrabajo. De hecho, gran parte del trabajo de la comisión se desarrolló en este régimen y con las votaciones funcionó; pero claro, éramos una comisión, funcionabamos de forma acotada. La universidad aprobó que ante la emergencia sanitaria se trabajara de esta forma, pero ahora que la universidad ha vuelto casi al 100% de presencialidad -nosotros acabamos de tener elecciones de rector que fue con voto presencial y donde hubo una votación cercana al 100% del electorado-, yo creo que es una posibilidad que claramente está ahí y quedó abierta, y que ante emergencias que nos hagan tener que volver al teletrabajo está como una herramienta más que funcionó, pero actualmente, según nuestra reglamentación, volvimos a la democracia presencial.
En esa misma línea, ¿qué índice de participación electoral tiene la Universidad de Antofagasta?
Si nos guíamos por las recientes elecciones de rector, diría que bastante elevada, con índices cercanos al 100% del electorado. Ahora bien, no manejo los datos de cómo están los índices de los estudiantes actualmente.
Para cerrar, ¿cree usted que la universidad chilena vive una crisis de participación?
Como decía anteriormente, no manejo los índices de votación de los estudiantes ya sea en la elección de su federación, por ejemplo. Pero en las elecciones en general a nivel universitario es alta la participación. En cuanto a la participación en la toma de decisiones, todos los que fuimos parte de este proceso esperamos que en la universidad del futuro, al abrir las puertas a la triestamentalidad, a la participación de los funcionarios y de los estudiantes, pero por sobre todo de los funcionarios porque la “biestamentalidad” estudiantes-académicos también era una práctica que se estaba profundizando cada vez más por un proceso cultural; pero este proceso abrió esa biestamentalidad hacia una triestamentalidad para que los funcionarios no académicos se hicieran parte de la toma de decisiones de la universidad. Así que todos los que participamos de este proceso tenemos la esperanza de que si es que hay un déficit de participación los nuevos estatutos permitan un super hábito.