Tras fallidas negociaciones la Federación Nacional de Asociaciones de Funcionarios/as de la Universidad de Chile (FENAFUCH) en la quincena de diciembre se tomó las dependencias de las edificaciones de la U. de Chile, denunciando que desde rectoría no querían respetar el reajuste salarial del 12% firmado por el Gobierno para las y los funcionarios públicos de los tramos más bajos. Ante la presión, lograron llegar a un acuerdo entre todas las partes. Aula Magna conversó con la presidenta de la FENAFUCH, Myriam Barahona, quien en esta entrevista detalla los puntos de esta negociación, la brecha salarial, un balance de su gestión y las tareas por hacer dentro de la organización, la universidad y la comunidad misma.
Respecto a la reciente paralización que llevaron a cabo, ¿por qué las autoridades de la Universidad de Chile querían excluir a las y los funcionarios del reajuste salarial del 12% propuesto por el Estado reemplazándolo por uno menor?
“Respecto a por qué no se quería incorporar a las personas del segundo tramo en el 12% del reajuste salarial, en un principio, una de las justificaciones era principalmente que no había presupuesto. Después, la otra justificación era que el presupuesto que tenían había que repartirlo entre los cuatro tramos. Finalmente, después de tanta actividad de movilizaciones y todo lo que significó, hubo dinero que pudieron encontrar redistribuyendo el presupuesto, acortando el presupuesto en otras áreas, por ejemplo, de infraestructura y quizás de otras áreas más. Pero lo principal es que ellos sí pudieron redistribuir este presupuesto. También otra de las cosas que argumentaba el vicerrector económico era que para el 2023 la situación económica en la universidad sería mucho más compleja, porque como tuvieron que sacar dinero de distintos lados no saben cómo podrán sustentar y volver a recuperar esos dineros. Principalmente esas fueron las justificaciones que nos comentaron para no entregar el 12% en el tramo II.
Quisiera agregar que nosotros apuntábamos principalmente que se cumpliera y respetara lo que habíamos firmado como FENAFUCH en la Mesa del Sector Público siendo parte de esa mesa y al acuerdo que había llegado el Gobierno con nosotros. Y en segundo lugar, para nosotros es muy importante acortar las brechas salariales. No puede ser que en la Universidad de Chile haya personas que ganan $500.000 y otras que ganan 18 o 20 veces más que la mayoría de esas personas. Yo quiero darte un dato, más del 58% en la Universidad de Chile gana aproximadamente hasta un millón doscientos mil pesos y el 25,1% gana hasta dos millones doscientos mil pesos. También las personas que ganan de 2.200.000 a $4.000.000 en la universidad son el 13, 9% y quienes ganan más de 4 millones son el 3%. Uno se puede dar cuenta que la distribución de los salarios en la universidad no se condice con el discurso que efectivamente no hay dinero, sino que la mayoría del segmento que está en el tramo IV —que son 456 personas— se llevan la gran cantidad de salario dentro de la universidad. Estamos hablando de 4 millones hacia arriba, estamos hablando de 10, 8, incluso más de 15 millones de pesos”.
¿Cuál fue la postura de rectoría en las negociaciones? ¿Desde cuándo surgieron las negociaciones y comenzó la paralización? ¿En qué finalmente quedó el acuerdo?
“Bueno, como toda negociación la postura de rectoría en las negociaciones en un principio era sesgada, sólo señalaban que no había dinero, que no había plata ni presupuesto para aumentar las remuneraciones, eso fue en un principio. Pero finalmente tuvieron que abrirse a hacer esta redistribución de dinero, donde llegamos a un acuerdo. Entendiéndose además de este acuerdo que no se pueden hacer las cosas solo con un sector, sino que también tiene que ser en conjunto para poder avanzar mejores políticas tanto de remuneraciones como de participación al interior de la universidad.
Las negociaciones iniciaron la primera semana de diciembre después que terminamos la negociación en la Mesa del Sector Público y la paralización se inició la semana del 12 de diciembre, ya que nos quedaba muy poco tiempo para poder avanzar en llegar al reajuste 12% para los segmentos de salarios más bajos. Nosotros teníamos prácticamente hasta el viernes 16 para poder llegar a un acuerdo, porque Remuneraciones tenía que comenzar a trabajar en el proceso para hacer los pagos de este aumento de reajuste. Es por eso que nosotros vimos varias propuestas, dimos tres propuestas. Trabajamos con la Fundación Sol, con su director Marcos Kremerman, quien estuvo con nosotros en todo momento, entregándonos la posibilidad de dar propuestas muy serias y además de eso, estar abiertos al diálogo siempre, con reuniones hasta tarde con rectoría y ellos. El diálogo siempre estuvo pero hubo un momento que nosotros entregábamos propuestas, dialogábamos y en definitiva, no había por parte del equipo de rectoría una apertura. Por ende, tuvimos que impllementar una toma de la universidad. Algo que para nosotros es muy desgastante. No es la mejor manera de poder llegar acuerdo, pero nos obligaron a aquello. Nosotros y nosotras entendemos que no íbamos a transar este 12%, porque en lo real, es el único momento que tenemos para poder subir nuestro salario. No tenemos otro tipo de ingreso que nos entregue la universidad, no tenemos, por ejemplo, un AUCAI (Asignación Universitaria Complementaria Académica Incremental) como lo que tienen los académicos y que se entiende, nosotros no lo cuestionamos; sin embargo, creemos que debería también haber un presupuesto en ese sentido para nosotros y nosotras.
El acuerdo quedó finalmente en que se entrega el reajuste del 12%, se cumplió con lo que firmamos en la mesa de sector público, hasta los salarios de dos millones doscientos mil pesos. Y rectoría tomó la decisión de entregar un 7% para los tramos de hasta 4 millones y de 4 millones a más un aumento de 4%”.
¿Tuvieron apoyo de otros miembros de la Universidad?
“Bueno, yo puedo hablar que desde la Federación estamos muy contentos y contentas porque este movimiento se hizo principalmente con las y los trabajadores. Desde hace muchos años, en el año ‘87-’88 que no existía un movimiento así dentro de la Universidad, donde los trabajadores y trabajadoras con su fuerza propia pudieron hacer este movimiento. Echamos de menos los estudiantes, algunos estudiantes sí marcharon con nosotros hacia Casa Central, pero fueron los mínimos, no fue como otras veces cuando la FECH estaba en su funcionamiento normal; pero sí destacamos que entre los gremios que existen en la U. de Chile como FENAFUC, ACAUCH, SITRAUCH y otras organizaciones, todos empujamos para un mismo lugar. Eso es destacable en relación a la unidad, pero quiero señalar que este movimiento fue hecho por los trabajadores y trabajadoras y eso es muy importante, porque queda claro que dentro de la comunidad universitaria, nuestro estamento, está más vivo que nunca”.
¿Estaban solicitando o demandando algo más que el respeto del 12% del reajuste? Mejoras de condiciones laborales, por ejemplo, y teniendo en cuenta el caso de Margarita Ancacoy
“Nosotros venimos trabajando hace mucho tiempo en una carrera funcionaria real, en buenas prácticas laborales, y queremos tener una política de Salud Mental para los trabajadores y trabajadoras. Estas condiciones laborales, respecto a carrera funcionaria y buenas prácticas laborales, tenemos que decir con mucho orgullo que estuvimos dos años trabajando durante toda la pandemia como FENAFUCH en una política en cada área y lo logramos, y antes que el exrector Vivaldi terminara su mandato en rectoría firmó esta política. El desafío ahora para nosotros es hacer realidad estas políticas e instalarlas y avanzar en condiciones laborales decentes para tener estabilidad laboral obviamente, salarios a través del reglamento de remuneraciones. Estamos viendo con la rectoría el salario mínimo-máximo y el cambio de escala de sueldo base. Estamos avanzando. Es verdad que en la universidad es muy lento todo, pero yo creo que trabajar dos años en dos políticas tan importantes como carrera funcionaria y buenas prácticas laborales no es menor, pues es la primera universidad que tiene una política de buenas prácticas laborales así que nosotros estamos muy contentos y contentas. Lo único que le podemos decir a todos y todas las trabajadoras es que participemos y nos hagamos parte de estas políticas para poder profundizar aún más en la democracia dentro de la universidad y en nuestros derechos laborales”.
Como FENAFUCH, durante su gestión que contempla el período 2021-2023, ¿qué porcentaje de los/as funcionarios/as participaron en la elección de la actual directiva? ¿Cuáles han sido sus propósitos o metas? ¿Cuáles han logrado? ¿Qué es lo que falta aún por hacer?
“En relación a qué porcentaje de los funcionarios y funcionarios que son partes de FENAFUCH participaron en la elección de esta directiva 2021-2023 puedo decir con mucho orgullo que del 100% participó más del 80% en esta elección. Así que, en ese sentido, nos sentimos orgullosos porque es una directiva democráticamente electa. En relación con las metas que tenemos es seguir avanzando en condiciones decentes, dignas y estabilidad laboral para las y los trabajadores. Hemos ido avanzando en dos políticas: una de carrera funcionaria que no existía, estaba en el estatuto administrativo, pero no existía, y otra de buenas prácticas laborales. Ahora hay que implementarlas, y para eso necesitamos de todos y de todas; por algo se constituyeron las comisiones locales de carrera funcionaria, la comisión central de carrera funcionaria justamente para comenzar a trabajar en estos ámbitos y esperamos que este 2023 en estas comisiones podamos avanzar en, por ejemplo, el traspaso de los honorarios a las contratas, de las contratas a las plantas y las personas que están en plantas puedan tener estabilidad laboral. Además, que se respeten los ascensos y que para todos y todas sus remuneraciones prosperen en mejores condiciones de vida.
Si tú me preguntas qué es lo que falta aún por hacer, yo pienso que siempre falta y faltarán cosas por hacer, porque siempre el empleador está al debe con su trabajador en todo ámbito. Y los procesos muchas veces son lentos, pero principalmente quiero señalar que nosotros más que concentrarnos en qué falta por hacer, vamos a ir avanzando de a poco pero de forma segura y fuerte para lograr los objetivos como son la buena calidad en el trabajo, la Salud Mental, buenas relaciones laborales y también de dignidad en el empleo, que seamos reconocidos por nuestras funciones; en que no tengamos que estar pensando todos los fines de mes los compañero y compañeras a contrata que a lo mejor puedan quedar sin trabajo y que sepan que, por ejemplo, cada dos años prácticamente sepan que van a pasar a la planta. Eso para nosotros es fundamental que no existan honorarios que realicen funciones permanentes en la universidad y que los compañeros y compañeras que estamos en planta podamos saber que cuando nos jubilemos o en nuestro proceso de vida dentro de la universidad, sea digno también junto con los compañeros a contrata.
Y lo otro, a nivel político universitario, lo que falta por hacer pero que no es una responsabilidad solo de las trabajadoras y trabajadores sino que también es de la comunidad en general, es democratizar esta universidad y que tengamos derecho a voz y voto, donde podamos tener plena participación en elegir a las autoridades unipersonales pero también poder ser parte de cómo se distribuye el presupuesto de la universidad; porque no pueden haber facultades de primer mundo y facultades de último mundo. Yo creo que se debe revisar cuál es la misión que tiene esta universidad estatal. Se ha perdido un poco ese valor, porque si tú vendes servicios tienes mejores condiciones de tu unidad académica, pero no se valora por ejemplo lo que son las áreas de las ciencias sociales, la filosofía, la comunicación o sea todo lo que es patrimonio intangible no tiene un valor económico sino más bien es mal mirado y justamente son las unidades más pobres en esta universidad”.
Para cerrar, ¿cuál es su diagnóstico de la relación que tienen las autoridades con las y los funcionarios de la Universidad de Chile?
“Yo creo que ese diagnóstico habría que preguntarle directamente a las autoridades. Ahora, lo que nosotros podemos decir, desde nuestra Federación, es que lo que pasa en Chile pasa en la Universidad de Chile. Nosotros vemos que hay autoridades que están muy alejados de la realidad de su comunidad y viven en otra dimensión, no saben lo que le pasa al auxiliar, lo que le pasa el administrativo, al técnico, al profesional de cómo realizan su trabajo en las precariedades muchas veces. Eso no lo saben porque lo que importa acá es que el trabajo salga. Creo que a lo mejor eso le falta más a las autoridades, quizás estar más en contacto con la comunidad en esas áreas. Cada cierto tiempo hacer un diagnóstico de cómo están funcionando las unidades, qué es lo que se necesita para ese funcionamiento, cómo se han aprovechado los recursos, si están siendo bien aprovechados o no. Yo creo que tendría que haber mucha más comunicación entre un estamento y otro, donde están las autoridades. No solo quedar en el ámbito de gestión y en el ámbito intelectual, sino que también lo intelectual también hay que aterrizarlo a la realidad”.