Acompañar las transformaciones que atraviesa el país y una promesa de garantizar la igualdad en diversos aspectos de la Universidad de Chile son algunas de las promesas de campaña de la doctora en filosofía y coordinadora del Magíster en Estudios de Género y Cultura de la universidad, Kemy Oyarzún.
Con un fuerte compromiso de acompañar los cambios que experimenta Chile, Oyarzún afirma que “las transformaciones que propone mi candidatura para nuestra universidad están en consonancia con el derecho inalienable a una educación de calidad para todo nuestro pueblo y que la Convención Constitucional consagrará en la nueva Carta Magna”.
De esta manera, posiciona su candidatura como una que potencie a la casa de Bello para convertirla en una institución que ayude a garantizar cambios que permitan enfrentar la desigualdad en diferentes temáticas, pero por sobre todos ellos, la educación.
Te invitamos a leer la conversación que tuvo con Aula Magna, donde la doctora además comentó la relevancia de incluir y aunar el aporte de los académicos, funcionarios/as y estudiantes, la necesidad de garantizar la igualdad de voto en elecciones de la universidad, entre otros temas.
En pocas palabras, ¿cómo resumiría sus propuestas? ¿Por qué debe ser usted la rectora o rector?
“Mi candidatura reúne y representa ideales comunes, energías compartidas, profundas convicciones de cambios en nuestra Universidad. Son transformaciones profundas que van en consonancia con la nueva etapa de nuestro país, que se cristaliza con una Nueva Constitución y la Universidad de Chile debe estar a la altura de este nuevo país. Efectivamente, hablamos y creemos en un cambio cultural de un nuevo proyecto académico-político que enfrente las desigualdades que aun persisten en nuestra institución. En concreto, resumo nuestra propuesta en un nuevo proyecto cultural, científico y artístico que acompañe las transformaciones que Chile vive”.
¿Qué ventaja tiene respecto de las otras/os candidatos?
“La comunidad se gesta y nutre en las ciencias, las humanidades y las artes; pienso que esta es la principal diferencia respecto a las otras candidaturas que difícilmente cambiarán el modelo que actualmente existe en la Universidad”.
¿Qué propone para los estudiantes? ¿los funcionarios? ¿los académicos?
“Sin duda hay particularidades para cada estamento. Por ejemplo, los y las estudiantes necesitan que se les asegure una educación de calidad basada en una formación integral y ética que les permita formarse en un ambiente de igualdad y pluralismo que les convierta en impulsores de una nueva sociedad. Nuestros funcionarios/as y académicos/as necesitan una mejora sustancial en sus condiciones laborales y de calidad de vida laboral, sin la precarización que aun persiste en muchas unidades académicas. Sin embargo, nuestra principal propuesta es que construyamos comunidad y que todos trabajemos de manera conjunta y colaborativa para sacar adelante nuestra misión y visión universitaria y nuestro proyecto de desarrollo institucional. Esto nos permitirá, efectivamente, aportar a esta nueva etapa del país”.
¿Cuál sería su problemática más urgente a resolver si llega a ser electa?
“De salir electa, va a haber varias problemáticas que abordar, pero tal vez una de las mas apremiantes es enfrentar la desigualdad que existe en la universidad en sus distintos niveles y manifestaciones. Por ejemplo, cambiar el statu quo y establecer una real redistribución de los recursos que generamos, que hoy en día ahonda las rivalidades entre las distintas facultades. A nivel de las personas, enfrentar las distintas situaciones que perpetúan esta desigualdad. Por otro lado, pienso que también debemos trabajar fuertemente en la integración de nuestros saberes, apuntando a un reencuentro de nuestros quehaceres, desarrollar una nueva gobernanza que favorezca la colaboración y no la competencia y, ligado con esto, asegurar condiciones de trabajo que mejoren nuestra calidad de vida, la protección a nuestros tiempos de vida y salud mental; recuperar el espíritu original del reglamento de remuneraciones, disminuir inequidades a igualdad de jerarquía académica, entre otros”.
¿Qué piensa del trabajo realizado hasta ahora por la Convención Constitucional en materia de Educación Superior?
“Creo que las transformaciones que propone mi candidatura para nuestra universidad están en consonancia con el derecho inalienable a una educación de calidad para todo nuestro pueblo y que la Convención Constitucional consagrará en la nueva Carta Magna. Nuestra rectoría estará al servicio de dar cabal cumplimiento a ese derecho que quedará garantizado para todos los chilenos y chilenas y, al hacer eso, consolidaremos a nuestra Universidad como garante que es, desde su fundación, de dar sustento intelectual a la República”.
A su juicio, ¿cuál debería ser el rol de la Universidad de Chile si se aprueba la propuesta de Nueva Constitución?
“Pienso que el rol de la Universidad de Chile será fundamental en diversos aspectos de la instalación de la nueva Constitución, desde la difusión e interpretación de sus implicancias hasta el apoyo, con todas nuestras enormes capacidades, en la implementación y traspaso de los beneficios hacia nuestra población. Sin duda uno de los aspectos principales donde se reflejará el rol de la Universidad de Chile, es en el derecho a una educación de calidad y pública, pero también otros derechos sociales como la salud, medioambientales, previsión, vivienda, etc. La universidad de Chile apoyará en prácticamente todos los aspectos de la instalación de derechos que establecerá la nueva Constitución. Esto permitirá la redefinición de muchos conceptos en pos de una vocación pública que definitivamente aportará en el crecimiento y desarrollo de nuestro país, sobre todo de los sectores más vulnerables”.
En la Universidad de Talca los profesores de universidades estatales tienen distinta ponderación de su voto según si son de planta o contrata. Considerando que existe un sistema estatal ¿qué le parece esta regla? ¿Es partidaria de pasar a la igualdad de voto o de mantener la discriminación según jornada?
“En la Universidad de Chile eso no existe, ya que la ponderación del voto no depende de si se es de planta o contrata. Lo que define el valor del voto es la cantidad de horas por las cuales se tiene un nombramiento vigente en la institución y en esto sí quiero ser muy clara, creemos que es importante pasar a la igualdad de voto independiente del número de horas que se tengan, ya que, muchas veces, eso no depende del académico/a sino de la disponibilidad de horas que se le ofrece. Por otro lado, creemos que también es importante que todas las jerarquías voten en las elecciones de rectoría, donde actualmente solo pueden hacerlo quienes tienen la jerarquía de profesor/a, no así los instructores/as y ayudantes que son un numero importante de académicos que quedan sin poder participar de esta elección. Creo firmemente que debemos recuperar las actorías comunitarias para enriquecer la institución”.
¿Promoverá que funcionarios y estudiantes voten en las elecciones de decana(o) y rector(a)?
“Siempre he creído en el concepto de comunidad universitaria donde todos somos importantes desde nuestro quehacer: académicos y académicas, estudiantes, funcionarios y funcionarias. Por este motivo, tengo la certeza que estudiantes, funcionarios y funcionarias también deben votar en las elecciones de rector y decano ya que la elección de las autoridades universitarias influye y afecta tanto el trabajo individual como, especialmente, el trabajo colectivo de todos quienes formamos parte de la institución. Sin embargo, estamos conscientes que esto requiere una modificación del Estatuto de la Universidad, algo que no solo depende de rectoría, sino del Consejo Universitario, del Senado Universitario e incluso del gobierno y el parlamento. En ese sentido, esperamos poder aunar las voluntades necesarias para avanzar en esa reivindicación de participación y democracia al interior de nuestra Universidad”.
¿Qué espera del gobierno actual en materia de trato? ¿impulsaría un Nuevo Trato como lo hizo el rector Pérez?
“Nuestra rectoría trabajará firmemente en lograr una nueva, sustantiva relación con el Estado y sus universidades estatales a que, realmente, el Estado de Chile se haga cargo, en todas sus dimensiones, de sus universidades. Ya que hasta ahora ha sido solo algo declarativo sin hechos concretos, tales como fondos basales dignos, que les permita desarrollarse adecuadamente y dar respuesta a las diversas necesidades de nuestra gente y en las distintas regiones de nuestro país. Este nuevo contrato con el Estado implica de suyo una nueva gobernanza de parte nuestra, integral, transparente, igualitaria en género, interculturalidad y sector social; más que todo, atenta al bien común y a la vocación pública que el país espera de la Casa de Amanda Labarca y Andrés Bello”.