A fines de octubre, el TRICEL de la Pontificia Universidad Católica dio por ganadora a la lista de la Nueva Acción Universitaria (NAU) en primera vuelta, siendo Sabina Orellana la presidenta electa. Aula Magna conversó con la nueva líder de la PUC, quien sostuvo que el plan es trabajar con la CONFECH —donde además es vocera— para garantizar y fortalecer la salud mental y el bienestar en la educación superior. A nivel FEUC apuestan por el reencuentro universitario, promoviendo la participación social y la autoconvocancia. Estos y otros puntos, como el proceso constituyente y el proyecto de ley “Yo cuido y estudio”, se abordan en esta entrevista.
¿Qué desafíos estrictamente académicos enfrentará la FEUC bajo su presidencia?
“Una preocupación estudiantil que vimos en los patios de la universidad es la no concordancia entre los años de carrera que cubre la gratuidad y los años reales que las y los estudiantes se demoran en terminar su carrera. Entonces, en ese sentido, el plan es poder trabajar a nivel CONFECH y también universitario UC la extensión de la gratuidad y poder acomodarla a las expectativas de lo que realmente se están demorando los estudiantes. Otro tema importante es la salud mental y la carga académica, creemos que este sistema de exitismo con el rendimiento ha carcomido la salud mental de los estudiantes, por lo mismo, estamos trabajando con la CONFECH, sobre todo a nivel legislativo, para poder brindar un plan de protección de salud mental y bienestar a la educación superior. ¿Y qué incluye este plan? Disponibilidad de más profesionales, mecanismos de apoyo a estudiantes con ramos reprobados y que, de alguna forma, haya un plan integral a la educación superior en relación a la salud mental. Esto para que los estudiantes entiendan que a los establecimientos de educación superior no necesariamente se viene a sufrir, de hecho, eso no debería ocurrir, porque tiene que ser un espacio de encuentro, de disfrute y aprendizaje, y por sobre todo, que cree profesionales de cara a las necesidades del país.
Y por último, respecto a los aranceles, creemos que es importante hacer una bajada transparente de por qué los aranceles están subiendo, en qué está gastando la universidad, porque sabemos que es una inquietud que tiene el estudiantado”.
¿Hay alguna área o materia que sea prioridad número uno en su gestión al frente de la FEUC?
“Las prioridades que tiene esta Federación es el reencuentro universitario, el poder ser y hacer universidad. Nosotros creemos que la pandemia produjo un desapego importante entre las personas, fracturó un poco el tejido social. Entonces la idea es trabajar en una universidad que permita el reencuentro y por sobre todo, una universidad de oportunidades, en donde el problema del otro es también mi problema. Una universidad que nos entienda como personas y nunca más como clientes, porque a veces a la institución se le olvida dado el nivel de existimo. En ese sentido, no queremos jugar por una Federación que se la juegue por el reencuentro, que nos permita volver a mirarnos a los ojos y poder entendernos en nuestra similitudes y también en nuestras diferencias. A partir de ahí, trabajar para construir estudiantes de cara a las necesidades que Chile requiere”.
¿Qué opinión tienes sobre la nueva prueba de acceso a la educación superior (PAES)?
“Respecto al enfoque de medición que tiene la PAES en principio es positivo que se agreguen ciertas competencias como la comprensión lectora y el pensamiento científico que son habilidades, y que es algo que en la PSU (Prueba de Selección Universitaria) era mucho más deficiente. Sin embargo, la PAES sigue siendo una prueba estandarizada, por lo tanto, es reflejo de las injusticias que tiene el sistema y lo precario que puede estar la educación escolar en nuestro país. Entonces creemos —pero no solo nosotros sino que distintos estudios— que un buen proceso de admisión a la educación superior tiene dos criterios: 1) consistente en los resultados del proceso y el rendimiento que después se tiene en la universidad; 2) asegurar que existan las mismas oportunidades de rendimiento a los distintos grupos de la población. La PSU no cumplía con ninguno de esos factores, en ese sentido, la PAES tiene el potencial de mejorar el primer punto, porque se concentra en habilidades (comprensión lectora, resolución de problemas, pensamiento analítico y científico); pero respecto al segundo punto, la PAES se ve muy lejano a lograrlo porque la desigualdad en temas educativos carcome la posibilidad de asegurar las mismas oportunidades para todas las personas de la población. Entonces, se reproducen las brechas de la educación a través de un sistema estandarizado.
Es por eso que creemos que debe haber un sistema de evaluación constante. Un problema importante que tuvo la PSU fueron las defensas corporativas que se le hicieron y no había un compromiso consistente en poder revisarlo y creo que de cara a la PAES que está ahora en revisión es importante hacerlo. No sirve de nada que las oportunidades se empiecen a igualar si después la deserción universitaria está sesgada por otros criterios como hacia las mujeres, personas de otras regiones, entonces en ese sentido, debe haber un proceso de evaluación constante”.
¿Tiene una opinión sobre la regulación de la educación superior que proponía el proyecto de nueva Constitución?
“Sí, nosotros como FEUC tenemos un proyecto político que es la Nueva Acción Universitaria (NAU) y en ese sentido, nosotros siempre hemos luchado por una educación pública, gratuita, de calidad y no sexista. Por tanto, eso es lo que esperábamos de un proyecto constitucional y destacamos en él el fortalecimiento a la educación superior, regional por la propuesta de crear una universidad estatal y el financiamiento de algunas universidades y una institución de formación técnico-profesional de bien superior estatal. Entonces, la consagración en principio fue muy positiva, lo que a nosotros nos preocupaba era cómo se iba a bajar esto, cómo se iba a ejecutar, y ahí estaba el desafío; pero el principio basal sí estaba”.
A propósito del proceso constituyente, ¿la FEUC realizó acciones en favor del rechazo o del apruebo?, ¿podría indicarnos qué tipo de acciones ejecutaron?
“Como NAU siempre hemos querido una Constitución hecha en democracia, de hecho, desde antes del estallido social, desde 2017. Por ende, nosotros aprobamos de entrada y también fuimos parte del proceso constituyente. En ese mismo sentido, no solamente se hizo a través del movimiento político de la NAU, sino que también se moduló a través del proyecto federativo. Es así como se hizo una vocalía del proceso constituyente que permitió también traer distintos expositores para generar conversatorios para generar discusiones dentro del estudiantado. También se promovió la discusión mediante los movimientos políticos con la vocalía de proceso constituyente, en donde se hizo que ellos tomaran posturas que eran muy relevantes y que los movimientos políticos lo estaban pidiendo en las discusiones. Entonces la FEUC apostó en medio del proceso constituyente fortalecer la discusión y frente a esto, después de un proceso de debate y reflexión, la Federación hizo un plebiscito territorial, donde ganó el Rechazo por la mayoría de los estudiantes de la Universidad Católica. Obviamente fue un golpe para la NAU porque apostaba por el Apruebo, pero también fuimos conscientes de que esto era posible que fuera a pasar a nivel país; por tanto, nos empezamos a preparar para esa posibilidad y de cara a los nuevos desafíos que podían venirse. En ese sentido, la FEUC fue muy responsable en preguntarle a las bases y no quedarse solamente con la postura que tenía personalmente cada uno”.
En relación con el mismo tema, ¿cómo describirías el rol del movimiento estudiantil secundario y universitario en el plebiscito de salida del 4 de septiembre?
“Yo creo que históricamente el movimiento estudiantil ha permitido impulsar cambios estructurales como las movilizaciones del 2011, la “revolución pingüina” del 2006, o en el período de la dictadura. Y en esa misma línea, en el proceso constituyente no fue la excepción. Es así como los estudiantes se movilizaron en el contexto del estallido, fueron los estudiantes secundarios quienes levantaron las demandas, no desde los principios constitucionales, pero sí demandas de descontento y también creo que los distintos organismos institucionales de los estudiantes como la CONFECH fueron partícipes de la creación de los acuerdos para institucionalizar esta rabia, para canalizar esta rabia a través de las instituciones derivando en la creación de un proceso constituyente. Sin embargo, también creemos que hay que ser autocríticos, el texto fue rechazado, no le hizo sentido al grueso de chilenos y chilenas porque creemos que cayó en ciertos intereses de grupos que eran de nichos. Y que de cara a un nuevo proceso constituyente hecho en democracia, creemos que es nuestro deber apostar por acuerdos de las grandes mayorías. Es una política mucho más convocante y más aterrizada con lo que está pasando la gente. En ese sentido, consideramos que la Convención Constituyente pecó de no bajar la discusión a la bases y creemos que ahí los estudiantes pueden tener un rol muy importante en democratizar mucho más en un futuro proceso constituyente”.
La victoria del movimiento que encabezas (NAU) implicó la derrota del Movimiento Gremial que desde hace un tiempo ha perdido fuerza en la PUC, ¿qué diferencias sustantivas tienen ambos colectivos?
“Yo creo que en la Universidad Católica hay dos grandes caminos. Uno es el de Jaime Guzmán, quien decía que en la universidad se debe ser buen estudiante, ser el mejor, y si sobraba tiempo, se hace deporte. Y por otro lado, está el camino de Fernando Castillo Velasco, que es el camino por el cual nosotros apostamos y es entender que estar en esta universidad es un privilegio que no puede ser mal utilizado solamente en el estudio personal. Tenemos que ser actores y actrices relevantes de lo que pasa en el país y lo que va a seguir pasando. Entonces, yo diría que son profundamente distintos en la concepción de lo que es la política universitaria. El proyecto político del NAU apuesta por una politización de los espacios, apuesta por hacer política. Algo que el Movimiento Gremial no cree, sino más bien consideran que una federación tiene que articular el plan para ir a la universidad, para estudiar, pasar los ramos, ve el enfoque mucho más académico, más universitario. Mientras que el enfoque que tiene la Nueva Acción Universitaria es mucho más colectivo. Y lo otro es que nosotros entendemos a la educación como un derecho y no como un bien de consumo; creemos en un feminismo estructural y para que ello exista debe haber políticas que apunten a eso y no solo buenas voluntades, como cuotas de género a nivel público y privado; también resguardamos la memoria y los derechos humanos, de algún modo, somos herederos de quienes le dijeron no a una imposición de visión universitaria como sucedió en dictadura. Y por otro lado, desde el Movimiento Gremial son herederos de aquellos líderes que fueron designados en la dictadura y que acusaban a sus mismos compañeros frente al dictador”.
¿En qué medida la victoria de la NAU es positiva para las y los estudiantes, el profesorado y para las y los funcionarios de la PUC?
“Yo creo que en principio hay que mirar qué es lo que quería Fernando Castillo Velasco, con qué universidad él soñaba. Él anhelaba una universidad autónoma, que pudiese desligarse de las grandes elites y democratizar internamente la universidad. Él apostaba por una universidad más democrática, triestamental. Por ende, creemos que la universidad no es solo de los estudiantes, sino también de los trabajadores, docentes y funcionarios. Como también creemos que la universidad debe ser para Chile. Entonces, yo creo que la victoria de la NAU es positiva porque nosotros históricamente hemos luchado para que la PUC abra los brazos a más diversidad. Hemos luchado por la gratuidad, queremos que exista una gratuidad universal. Hemos luchado por más sistemas de admisión y por que las personas de otras regiones puedan acceder de forma más fácil a las instituciones de educación superior como la UC. Y también hemos luchado por la internalización. Mirando hacia atrás, efectivamente la universidad ha tenido grandes avances como la internalización que está prácticamente lista. Pero yo creo que no nos podemos quedar ahí. Por ejemplo, actualmente la participación política de los docentes antes era mucha más y hoy está siendo coartada por una cultura del desapego hacia la política. Así que esta FEUC viene a ser no una FEUC que invite a la política, sino una que lleve la política hacia los estudiantes, docentes y funcionarios.
La sociedad chilena vive una crisis de participación, ¿cómo estuvo la participación en las elecciones de la FEUC? ¿Tienen planes para mejorar la participación del alumnado tanto a nivel de facultades como de Federación?
“En principio costó la participación y ese era nuestro mayor miedo. El primer día de elecciones hubo mil votos menos que el primer día del año anterior. Por eso estábamos muy asustados porque si eso se proyectaba no alcanzábamos por ningún motivo llegar al quórum. Y eso se debe a varias cosas, primero a la pandemia, hay que recordar que había cuatro generaciones de estudiantes que nunca habían votado de forma presencial y me incluyo. Entonces tampoco había una cultura de ir a votar, porque los estudiantes de hecho estaban esperando que les llegara el link. También otro punto importante es que la universidad aportó a la falta de politización de los espacios y que es algo que nosotros vamos a trabajar y que ya estamos trabajando. Esto para que la universidad se haga parte de abrir los espacios y abrir la política que creemos que es algo que ha costado. Las organizaciones sociales son las que han sufrido mucho más. Antes había muchas y ahora muy pocas. La universidad apostó por más individualismo y esta FEUC apuesta por el colectivo. Entonces nuestro plan es que la Federación promueva la participación social, la autoconvocancia y generar una propia orgánica estudiantil que el día de mañana permita de forma más natural la votación de una próxima federación y consejería superior.
¿Has seguido la situación de la FECH? ¿Tiene la NAU y la FEUC alguna opinión sobre la situación por la que atraviesa la FECH?
“Nosotros somos muy respetuosos con la democracia de otras universidades. Queremos y creemos que se debe fortalecer la institución de la federación de estudiantes. Y yo espero que existan federaciones de estudiantes en todas las instituciones de educación superior. Yo creo que la realidad de la Universidad de Chile es distinta a la de la PUC, por lo tanto, es paternalista de mi parte opinar respecto a los problemas que ellos pueden tener, porque son distintos. Y en ese sentido, yo prefiero no referirme mucho a lo que hace la Universidad de Chile. Pero sí espero de corazón que con esta reforma que están haciendo puedan darle una respuesta al problema de representación que están teniendo”.
Por último, a fines de noviembre como vocera de la CONFECH, expusiste en la Comisión Mujeres y Equidad de Género acerca del proyecto de ley “Yo cuido y estudio”, presentado por las diputadas Camila Rojas y Emilia Schneider, ex dirigentas FECH, ¿qué puntos abordaste en tu exposición? ¿Fue bien recibida? Como representante de la FEUC en la CONFECH, ¿buscan tener un rol más activo para tener visibilidad, posicionamiento e incidencia en políticas públicas?
“En primer lugar, nosotros consideramos destacable este proyecto por muchas razones. Primero, porque no solamente incluye a madres y padres sino también a personas cuidadoras, tanto de niños como de personas dependientes. Entonces eso permite abrir la diversidad que existe en las distintas casas de estudio. También creemos que promueve una corresponsabilidad entre padres y madres, porque no es solo para madres, no solo para mujeres, sino que es un proyecto feminista. Entendiendo al feminismo que va más allá del rol que podemos tener las mujeres, aborda el rol que tienen otros actores en trabajos que históricamente han sido lamentablemente dirigidos hacia mujeres.
Esperamos que este proyecto de ley se apruebe y permita a todos los estudiantes de nuestro país tener un piso mínimo que hoy madres, padres y cuidadores necesitan para poder llevar a cabo su crianza y el estudio. Varias de las propuestas que están en el proyecto de ley hoy ya existen en nuestra universidad, tienen sus falencias, según los que nos mencionó la organización Crianza UC de madres y padres y nosotros las comunicamos en la Comisión. Por tanto, también aportamos a cómo la aplicación de estas puede ser mejorada.
Nuestra participación fue muy bien recibida en la Comisión de forma transversal. Yo también agradecí el espacio de escucha y la acción de abrir las puertas del Congreso para que no se quede en una discusión cerrada sin escuchar de verdad a quienes sufren ese problema. Directamente no soy yo porque no soy madre ni cuidadora pero sí fuimos a representar a través de las distintas reuniones que tuvimos con las organizaciones sociales. Respecto a si nosotros como FEUC en la CONFECH buscamos tener un rol más activo para tener más visibilidad, posicionamiento e incidencia política, yo creo que como FEUC queremos aportar a la CONFECH. Queremos ser un actor relevante porque creemos que la CONFECH es una plataforma que permite articular a nivel nacional el movimiento estudiantil. Si eso tiene visibilidad o no eso no depende de nosotros y tampoco es nuestro objetivo. Pero sí en nuestro objetivo creemos que hay políticas que no pueden ser trabajadas a nivel FEUC solamente, sino que deben ser trabajadas a nivel nacional. Como este proyecto de ley, el plan de bienestar y salud mental para las instituciones de educación superior, la lucha BAES. Entonces la CONFECH es un espacio de trabajo, donde estamos ratificados como vocería feminista y esperamos que así sea cuando se llame a elecciones, porque creemos que es importante ser un grupo de estudiantes movilizados que vuelva a convocar, a hacer sentido y que le permita mejorar la vida a los estudiantes de nuestro país”.