1. Arte y tecnología
La comprensión de la justicia trasciende los límites de la conceptualización teórica y demanda una aproximación sensorial que involucre la experiencia emocional y vivencial de los participantes. En este contexto, surge la propuesta de un proyecto audiovisual que busca transformar la percepción sobre los procesos de justicia mediante una inmersión tecnológica integral, siempre en la medida de las posibilidades y ajustándose a espacios, grupos y necesidades pedagógicas.
La experiencia se configura como un viaje sensorial diseñado para desestabilizar las concepciones preestablecidas, donde la tecnología se convierte en un medio para expandir la conciencia y generar empatía. Las narrativas múltiples se entrelazan en un espacio de realidad virtual que desdibuja las fronteras entre observador y protagonista, invitando a transitar por perspectivas diversas sobre conflictos y resoluciones.
La instalación audiovisual opera como un ecosistema de narraciones fragmentadas, donde proyecciones envolventes, testimonios personales y paisajes sonoros construyen un tejido complejo de significados. Cada elemento tecnológico – desde pantallas táctiles hasta sistemas de reconocimiento de movimiento – funciona como un dispositivo de provocación reflexiva, desafiando al participante a reconfigurar sus marcos interpretativos sobre justicia.
La dimensión pedagógica del proyecto se sostiene en la capacidad de generar una experiencia que trascienda la mera información, transformándose en un dispositivo de autoconocimiento. Los participantes no reciben contenidos, sino que son invitados a construir significados a través de una inmersión multisensorial que interpela sus propias estructuras de comprensión.
El diseño tecnológico busca des-automatizar la mirada, permitiendo que emerjan perspectivas habitualmente invisibilizadas. Los testimonios, fragmentados e intersectados, revelan la complejidad de los procesos de justicia más allá de narrativas lineales y uniformes. La virtualidad se convierte así en un territorio de posibilidad, donde la empatía se genera mediante la experiencia corporal y sensorial.
La propuesta interroga los límites tradicionales de la educación, proponiendo un modelo de aprendizaje basado en la experiencia inmersiva. No se trata de transmitir conocimiento, sino de provocar una transformación subjetiva donde la tecnología opera como un dispositivo de descentramiento y apertura a la alteridad.
En su núcleo, el proyecto representa un ejercicio de deconstrucción de los discursos hegemónicos sobre justicia, habilitando un espacio de encuentro y reconocimiento de las múltiples voces que configuran los procesos de reparación y reconciliación social.
2. Audiovisuales
El cine puede ser una gran experiencia sobre todo si se hace en conjunto, un espacio cerrado con la luz adecuada y sistema de sonido decente; hay historias muy poderosas que conmueven y generan preguntas profundas sobre la justicia, inclusive sobre lo que las personas esperan o se quejan de la administración de justicia y sus operadores.
Pero no siempre se puede tener el tiempo o recursos para proyectar una película, así que partiendo del hecho que hoy en día es sencillo acceder a un sinfín de herramientas audiovisuales se puede experimentar con imágenes y sonidos; los estudiantes pueden conectar con infinidad de historias ya sean reales o ficticias.
En una ocasión un estudiante reunió en una presentación la obra de un artista plástico sobre desapariciones, claro está que además estudió el sentido de la obra y las características de esta, así como la biografía de su autor; el efecto en el grupo fue muy positivo y el debate nutrido.
El tema musical “The winner takes it all” del grupo Abba que habla sobre el juicio de divorcio de una de sus integrantes, y sobre el modo en el que el proceso y las autoridades judiciales le afectaron, es un poderoso recurso no sólo para reflexionar sobre la administración de justicia sino también para sentir el dolor de una persona sometida a la frialdad del sistema. La letra, la música, la interpretación e incluso las imágenes de algún video ligado a la canción sirven además para sentir empáticamente toda esa frustración.
Las opciones son infinitas si pensamos en todas las historias que pueden presentarse en un grupo de trabajo a través de las distintas opciones que la tecnología y el arte pueden brindarnos.
3. Un Sonidero por la justicia
En el contexto de una clase de filosofía del derecho en el posgrado en derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México y a propósito de las reformas constitucionales sobre la administración de justicia que toman como pretexto la falta de consciencia social de la clase judicial, los estudiantes llegaron a formular un proyecto artístico inmersivo basándose en una experiencia popular llamada “sonidero” que es un evento social, sobre todo de la Ciudad de México, donde las personas se reúnen a bailar a partir de un sistema de sonido que conduce una persona que va además interactuando con los asistentes enviando saludos y leyendo mensajes del público, mientras intercala canciones, conocido como disk jockey (dj) en el anglicismo quien mezcla la música y favorece el espectáculo musical que puede ser acompañado también de videos y luces. Del público han surgido personajes que la gente ahora identifica por su estilo de baile o los atuendos que utilizan.
El performance fue inspirado en el sonidero, mezclando música, narración y visuales en una puesta en escena cuyo objetivo es acercar la cultura constitucional al pueblo, ya que el sonidero es considerado algo popular y festivo, pero en el que los temas musicales pueden tener un sentido y llevar a un tipo de reflexión.
A través de una experiencia inmersiva, se buscó que la audiencia conectara, de manera lúdica, con el panorama constitucional y con las implicaciones de la reforma constitucional.
Este sonidero por la justicia persiguió ser una experiencia educativa, transformadora y conectada con la cultura popular.
Se pensó hacer en el auditorio donde ambientado como una fiesta popular, pero al final se optó por un espacio abierto, fuera de la propia facultad de derecho.
El sonidero estaría al frente, con pantallas que proyectarían imágenes relacionadas con la justicia, la Constitución y momentos históricos clave de la vida constitucional en el país, con el objetivo de crear una experiencia envolvente y dinámica.
La selección musical giro en torno a la cumbia con mensajes y fragmentos clave que el sonidero incorporó mediante saludos, con su característico estilo de anunciar, en esta ocasión nos apoyaron “Las Musas Sonideras” y “Sinestesia Radio” quienes ayudaron a la mezcla de la música y a la infraestructura para el evento.
El público participó enviando preguntas y comentarios a través de un sistema de mensajes que se leyeron en tiempo real, creando un diálogo colectivo.
En esta oportunidad no pudimos proyectar imágenes, pero en momentos se pueden utilizar pantallas para proyectar visualizaciones abstractas de las ideas constitucionales, momentos clave de la historia constitucional, etc. Las imágenes tendrían una estética festiva, pero simbólica, reforzando el carácter lúdico y educativo de la experiencia.
Que los asistentes salgan del evento con una comprensión más cercana de la Constitución y la reforma judicial, habiendo experimentado un aprendizaje en el que la diversión y el conocimiento se fusionan.
El performance busca demostrar que los conceptos legales pueden ser tan vibrantes y cercanos como una canción popular, y que la justicia es, al final del día, un asunto de todos.
Conclusiones
El arte siempre ha sido un gran vehículo para contar historias de manera significativa sobre todo de la justicia, del sentido de justicia y concretamente de la administración de justicia, no habría razón para no seguirlo utilizando cuanto y más si en nuestro tiempo la tecnología nos otorga maravillosas posibilidades para lograr ejercicios comunicativos eficaces y emocionalmente significativos. Pareciera que más bien se trata de prejuicios ligados a ciertos tipo de ortodoxia mal enfocada en la pedagogía.