Muchas tecnologías han contribuido para el surgimiento y consolidación de grandes cambios sociales, culturales, económicos a lo largo de la historia. Pero no son tantas las que contribuyeron a generar cambios genuinos en las prácticas de enseñanza y en los procesos de aprendizaje en la universidad. Podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que la tecnología del aula tradicional que instauró Juan Amos Comenio es tal vez una de las más importantes que persiste hasta nuestros días con un protagonismo que se cuestiona, que se critica, pero sobre el que se ven pocos cambios en las aulas universitarias. Demos un paseo por las aulas del Siglo XVII y por las aulas que tenemos hoy en la mayoría de las universidades y no encontraremos grandes diferencias en cuanto a las tecnologías artefactuales y simbólicas.
¿Por qué será que habiendo tantos cambios tecnológicos en la sociedad, en la cultura, en los modos de comunicarnos y producir contenidos sea tan reducido su impacto en las prácticas de enseñanza y también en los procesos de estudio y de aprendizaje? Las razones sin dudas son muchas y complejas, pero si pensamos en la enseñanza, la principal razón a la que se debe su inmutabilidad podría ser la centralidad que ha tenido históricamente pensar en los artefactos tecnológicos en detrimento de las decisiones metodológicas, ¿qué decimos con esto? Que se promovió el uso de múltiples herramientas con grandes potencialidades pero no se capacitó lo suficiente a los profesores para lograr que puedan llevar adelante un uso con sentido pedagógico en relación con la disciplina, los perfiles profesionales a formar y las propias trayectorias docentes. ¿Y las prácticas de estudio? Difícilmente cambien si los docentes no les mostramos a los estudiantes alternativas que ellos consideren valiosas para estudiar y aprender. Lo que es indudable hoy es que los procesos de aprendizaje de los estudiantes sí cambiaron, dentro y fuera del aula, y debemos conocerlos en profundidad si pretendemos orientar el estudio en las carreras universitarias.
¿Cómo decir esto con una metáfora? Siempre se ha puesto el carruaje delante del caballo, siempre se ha mirado a la tecnología y sus potencialidades de cambio y no se ha profundizado en otras dimensiones además de la artefactual, como pueden ser la dimensión organizativa y simbólica, implicadas en el uso de las nuevas tecnologías.
Mariana Maggio en el año 2012 ya hablaba de la importancia de enriquecer la enseñanza construyendo ambientes dotados de tecnologías que pudiesen ser utilizadas con sentido didáctico. Hoy esta apuesta se renueva, hoy esta tesis cobra aún más sentido y requiere que la inteligencia artificial que hoy llegó para quedarse y crecer día a día, pueda ser pensada con sentido didáctico. Cobra más vigencia que nunca el planteo de Burbules del año 2011 donde el autor señalaba que uno usa a las tecnologías y que las tecnologías nos usan a nosotros, actualmente la Inteligencia Artificial Generativa (IAG) nos utiliza para aprender de y con nosotros… este planteo se renueva, cobra vigencia y presenta innumerables desafíos.
Potencialidades de la IAG para la enseñanza son muchas, pero siempre irán en relación con las trayectorias de cada docente, con su experiencia, y con sus concepciones pedagógicas, con la forma de abordar los contenidos y con las metodologías de enseñanza que construya.
Si pensamos en la enseñanza en la universidad en general y en la enseñanza del Derecho en particular es crucial analizar qué metodologías son las más adecuadas para enseñar el derecho en cada contexto.
La IAG tiene un gran potencial para transformar la enseñanza y los aprendizajes en la universidad, personalizando el aprendizaje, optimizando las prácticas docentes y democratizando el acceso a una educación de calidad. Sin embargo, también plantea desafíos éticos y prácticos que deben abordarse de manera responsable
Sin dudas un primer paso para abordar su uso consiste en la exploración de las herramientas de IAG disponibles, a continuación mencionamos solo algunas de las más conocidas:
Nombre |
Enlace |
Función |
GEMINI |
Chat |
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EIDEOGRAM |
Generación de imágenes |
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Gamma |
Presentaciones multimedia |
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DALL-E2 |
Generación de imágenes |
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PERPLEXITY |
Chat |
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SUNO.COM |
Generación de música |
Técnicamente, y en cada una de las herramientas el gran desafío consiste en el diseño de los prompts, es decir, en el pedido o solicitud que le hacemos a la IAG.
A medida que exploramos las herramientas consideramos fundamentalpensar con qué sentido las vamos a proponer para trabajar con los estudiantes y para potenciar las prácticas de enseñanza, y es ahí cuando podemos pensar en algunas posibilidades. Las prácticas con IAG pueden contribuir con las prácticas de lectura y escritura de los estudiantes, ayudarles a aprender a hacer buenas preguntas a corroborar la información que proveen las herramientas de IAG, entre muchas otras posibilidades.