La fantasía en la docencia universitaria: el caso del derecho

José Ramón Narváez Hernández

Tocando a la puerta 

Parecen exóticas las citas que refieren como posible (diría yo necesario) el entrelazamiento entre las disciplinas jurídicas y la fantasía, y sin embargo las relaciones son innumerables. Es más, el derecho ha sido explicado desde siempre en función de la fantasía; las sociedades han requerido de narraciones fantásticas para explicar sus mitos fundaciones y de pervivencia, la comunidad se explica en gran medida a partir de estas historias y construye sus expectativas normativas en función de estas.  

La fantasía entendida sencillamente como esa operación humana a través de la cual se representan sucesos, historias o imágenes de cosas que no existen en la realidad o que son o fueron reales, pero no están presentes a través del pensamiento.  

La fantasía es importante y necesaria en nuestras vidas, es un mecanismo de racionalización y un medio para catalizar emociones y permitirnos la vida social, claro, en exceso debe ser revisada; pero parece que la modernidad la canceló y la proscribió como un vicio relacionado con el ocio y la vida poco industriosa. Vale decir que la posmodernidad en su afán dialéctico redescubrió la fantasía y la puso al centro de la vida contemporánea a través de las narrativas audiovisuales que son un poderoso medio de comunicación de anhelos y expectativas sociales.

Un viaje inesperado

Dos hermanos alemanes de Hanau, Hesse: Jacob Grimm (1785-1863) y Wilhelm (1786-1859), siguiendo los pasos de su padre, estudiaron derecho en la Universidad de Marburgo (1802-1806), donde iniciaron una intensa relación con C. Brentano, quien les encaminó en la poesía popular, al mismo tiempo conocieron a F. K. Von Savigny, quien les propuso que unieran sus pasiones por la filología, la literatura y el derecho haciendo un viaje por Alemania para recabar los relatos populares y extraer de ahí las costumbres que pudieran eventualmente constituir el nuevo código civil como lo visualizaba Savigny.

Los Grimm tomaron sus mochilas y emprendieron un viaje increíble escuchando historias que finalmente colocaron en su obra Kinder- und Hausmärchen (Cuentos para la infancia y el hogar), dos volúmenes publicados en 1812 y 1815. La colección fue ampliada en 1857 y se conoce popularmente como Cuentos de hadas de los hermanos Grimm. Los 210 cuentos de la colección de los Grimm forman una antología de cuentos de hadas, fábulas, farsas rústicas y alegorías religiosas. Hasta ahora la colección ha sido traducida a más de 160 idiomas. Los cuentos y los personajes han sido utilizados en el teatro, la ópera, las historietas, el cine, la pintura, la publicidad y la moda. Los ejemplares manuscritos de Cuentos para la infancia y el hogar propiedad de la biblioteca de la Universidad de Kassel fueron incluidos en el Programa Memoria del Mundo de la Unesco en 2005.

La fantasía en la docencia contemporánea

Le dicen storytelling, y se oye sofisticado, pero no es otra cosa que el arte de contar historias, y en muchas profesiones va siendo requerido cada vez con más fuerza. Ya tenemos algunos años en los que nos hemos alejado de clases descriptivistas y memoristas; probamos con el formato seminarial, clínico, de taller, laboratorios; y formulamos lecciones que involucraran en mayor medida a los discentes, le llamamos constructivismo académico, la idea era generar mayor interacción, prever espacios de retroalimentación y hacer clases mucho más horizontales; aprovechando la propia experiencia de los participantes.

Ya sea que usted comience narrando un problema o sugiriendo un caso práctico, o incluso tratando de relacionar los contenidos con experiencias académicas o de vida, de todos modos, tendrá que enfrentarse al hecho de tener que contar una historia; y como en toda actividad humana hay de maneras a maneras; hay quien se le da con facilidad y lo hace de forma natural, espontánea, otros deben practicar y pueden llegar a dominarlo espléndidamente.

Fantasear entonces no es para nada algo malo, al contrario, echar a volar la imaginación puede producir excelentes resultados; en realidad en la práctica jurídica lo hacemos recurrentemente, las estrategias procesales, la respuesta a un justiciable, la confección de una ley; todo requiere fantasía; representar en nuestra mente hechos que no están presentes, imaginar escenarios futuros, es más, entre más capacidad se tiene para fantasear, más posibilidad hay de introducir distintos elementos, más respuestas posibles estarán al alcance.

Así que intente verificar en que parte de la didáctica se echa mano de la fantasía y pruebe a introducir elementos disruptores que planteen escenarios complejos, que fuercen a los discentes a abandonar su zona de confort, a la teoría jurídica le urge muchísimo dejar atrás lugares comunes y comenzar a diseñar, a sugerir futuros más acordes con la pluralidad de la vida humana.

La cultura popular como fuente para la problematización del derecho

Llegaron los multiversos y con ellos las hipótesis y los desafíos hermenéuticos; y, una generación invadida por la desesperanza acogió estos relatos como reveladores; la sabiduría se aposentó en las historias de superhéroes; los medios masivos de comunicación hicieron el resto; comenzamos a consumir fantasía quizá como en ningún otro momento de nuestra historia, mezclamos, nos atrevimos y el resultado es una cultura que se comunica a través de una semiótica tan compleja que las ciencias convencionales han tenido reparo para acercarse a ella.

El derecho y la justicia se encuentran explicados en las narrativas de fantasía y desde ahí han planteado quejas hacia nuestro modo de organizar lo social e incluso han propuesto modelos sociojurídicos futuros llenos de verosimilitud y potencial; pero no todas las personas son capaces de leer entre líneas, primero porque les insistieron que eso era pérdida de tiempo, que era malo, que era poco riguroso, y segundo, porque se requiere cierta predisposición y sí, también una series de elementos para hacer una lectura sensata. 

En cualquier caso estoy seguro que le interesará inspeccionar esa última serie de televisión o película; o incluso aquella novela que le marcó de joven; alguna historieta que leía en la niñez; una canción que le trae imágenes; vea, escuche, imagine más profundamente y se dará cuenta que están cargadas de referencias al derecho y la justicia; luego puede hacerse un favor y compartir esa experiencia con las y los jóvenes que están intentando estudiar esos temas.