El líder ecologista Manuel Fernando Cortés Alfaro reeditó la obra que mejor ha abordado el desastre de la Bahía de Chañaral.
El 04 de enero de 2023 quien es también presidente de la Agrupación Ecológica y Cultural Chañaralinos en Defensa de la Naturaleza (CHADENATUR) , realizó la presentación de la tercera edición de su libro La muerte gris de Chañaral, en las modernas instalaciones de la Biblioteca Pública Federico Varela. La primera edición data de 2010 y la segunda edición -actualizada- de 2014. Desde su aparición, el libro ha incomodado los intereses de diversos sectores productivos y extractivista de la sociedad atacameña y nacional, tanto del sector público como privado. No solo debido a su subtítulo La vergüenza de la División Salvador de Codelco Chile, sino, por el contenido desarrollado en su obra: relata uno de los desastres ambientales de proporciones planetarias más destacados en el mundo. Sin embargo, y pese a la magnitud del desastre, la Bahía de Chañaral aún no ingresa en la categoría de zona saturada de contaminación, como ocurre con las otras dos provincias de la Región de Atacama: Huasco y Copiapó.
La expresión desastre ambiental en absoluto agrada a una sociedad democrática cuando se enuncian cifras y hechos de la realidad -reconocidas por el mundo de la ciencia- que difícilmente cuesta creer y aceptar. En el pasado fue la empresa transnacional Mineral Andes Cooper Company, así como la desprotección del medio ambiente por parte del Estado chileno al no considerar que la extensión de las ambiciones de dicha empresa sobrepasaban el mineral de Potrerillos y de El Salvador, extendiéndose los efectos contaminantes de su industria al fresco y abundante Río Salado en Chañaral, y al mar, donde desembocaron los residuos del proceso productivo de extracción de las entrañas de la cordillera.
Desde la nacionalización de la Gran Minería del Cobre en 1971, los roles y funciones extractivistas las asume CODELCO, nefastas durante la dictadura militar como en el período de restablecimiento del régimen democrático a partir de 1990. A esta fecha la Bahía de Chañaral sufre en menos de 60 años hondas transformaciones geográficas, a saber, aparece una playa de seis kilómetros de relaves mineros -llamada Playa Grande- cuya cantidad se ha estimado en 350 millones de toneladas y más de 850 millones de toneladas de aguas servidas del proceso industrial. Consecuencias ambientales: una bahía embancada de arenas contaminantes, una fauna y flora marina extinta y una parte de la población chañaralina afectada por la presencia de diversas enfermedades y condiciones de salud directamente relacionadas con la contaminación atmosférica.
Pablo González Castillo, a partir de sus observaciones y datos recolectados en la Bahía de Chañaral, ha acuñado los conceptos de incertidumbre sanitaria y de sufrimiento ambiental. Ciertamente una caracterización justa de la naturaleza de la experiencia que los habitantes del puerto de Chañaral viven: “Se concluye que existe una relación entre el padecimiento cotidiano y las incertezas ante el potencial de riesgo tóxico, lo cual se traduce en sufrimiento ambiental al no existir medidas concretas que apunten a abordar integralmente el problema” (Revistainvi vol. 36 Nº 101-2021).
En medio de esta reflexión nos pareció que sería oportuno y tremendamente provechoso hablar con Manuel Alfaro sobre su libro recientemente reeditado.
Cuéntanos, Manuel: ¿Cuál crees es la razón por la que el poder político y económico logran disponer sobre el destino de un territorio sacrificando bienes socialmente relevantes como la salud, la educación, la vida, inclusive, la propia cultura y el sentido de pertenencia de los habitantes? Se debe reconocer que hasta hace muy poco no existía una regulación ambiental que cuidara la naturaleza y, cuando la hubo, ésta no dio el ancho que se esperaba, exponiendo la estructura gruesa de las contradicciones propias de un modelo económico y extractivista tan amarrado y brutal que continúa depredando y aniquilando, no sólo los territorios, sino también la relación del hombre con la naturaleza, la compra de voluntades en lo social y formas de educación conformista, la indefensión, la salud y la calidad de la vida misma, sin sentido crítico alguno y con énfasis desenfrenado en la producción y la mercantilización.
¿Cuál crees tú que es el límite en la relación productividad del aparato estatal y defensa de los derechos humanos? Los límites los corre siempre el poder económico y político, o ambos a la vez, en favor de sus intereses particulares, sean estos por vía legislativa o por simples actos de abuso. Los derechos humanos, escasos y ausentes, están alejados del ciudadano común y, en el trío que se forman entre las autoridades de turno, algún megaproyecto y la sociedad civil, es ésta última quien queda sola en el discurso y la acción.
¿Es aquella relación posible de resolver mediante las reglas del juego democrático? ¿Qué prácticas o técnicas de la democracia pueden resolver la tensión entre las exigencias de dignidad humana y las exigencias de bien común?
Sostengo que, veo escenarios posibles con poca esperanza que las cosas mejoren. Los gobiernos de distinto signo se mezclan y no generan cambios significativos que apunten a un modelo a escala humana y, agregado a ello el luto social que vivimos como sociedad chilena, hacen imposible resolver los casos de zonas de sacrificio como éstas, a no ser por la judicialización al más alto nivel, incluso internacional.
¿Qué virtudes destacarías de la valiosa herencia testimonial que aporta La muerte gris de Chañaral?
El libro es, en esencia, una historia de vergüenza y de lo que no debe ocurrir en ningún rincón del planeta y, asimismo, cumple con ser un instrumento de consciencia social y una herramienta que recopila antecedentes científicos de un desastre ambiental que nunca debió ocurrir.