Más de una veintena de instituciones de educación técnico profesional se reunieron para dar inicio a la primera jornada nacional de reflexión “Por una sana convivencia: una educación sin violencia”, en donde se dialogó sobre las acciones para enfrentar el problema en distintos niveles.
La actividad se desarrolló entre el 8 y 10 de junio pasado y fue organizada por el Consejo de Rectores de Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica Acreditados, Vertebral, y contó con la participación de 25 institutos profesionales y centros de formación técnica adscritos.
Durante el primer día de actividades se recibió el saludo de la Subsecretaria de Educación Superior, Verónica Figueroa Huencho, quien expresó que “la educación superior es transformadora, pero eso sucede cuando conversan y reflexionan sobre este tipo de instancias. Como subsecretaría queremos asegurar el derecho a la educación y se asegura cuando los espacios formativos son saludables, se favorece la salud mental y se garantiza la no discriminación de ningún tipo”.
Carlos Díaz, presidente de Vertebral y también rector de Duoc UC, valoró el encuentro como “un aporte de Vertebral y de la Educación Superior Técnico Profesional a lo público”, que además se manifiesta en una contribución concreta “al desarrollo del país, al bienestar social y de las familias… Estamos convencidos de que las instituciones de educación superior tienen la responsabilidad de aportar con soluciones para esta “nueva pandemia”. Es de nuestro interés realizar esta jornada de dos días para generar propuestas para abordar el tema. El desafío no es fácil de enfrentar “, indicó.
La jornada inaugural incluyó una exposición de la psicóloga Dariela Sharim, académica de la Escuela de Psicología de la Pontificia Universidad Católica e investigadora del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), llamada “Las expresiones de violencia en el ámbito de la educación superior”, en la que introdujo algunos conceptos que desencadenan hechos de violencia para que, posteriormente, las instituciones adscritas a Vertebral trabajen de manera centralizada en la reflexión sobre esta importante materia.
La experta precisó que “no se puede eliminar la violencia por decreto, acá hay que involucrarse. Y si nos involucramos todos es un camino que da esperanza”.
Asimismo, enfatizó que “la violencia no surge de la nada como un mal hábito, tiene que ver con una experiencia de ser víctima, de sentir una amenaza, una injusticia, en general un malestar. Puede ser falta de reconocimiento del otro distinto, es algo que nos cuesta mucho”, dijo.
En la clausura, en tanto, las rectoras de AIEP y Culinary, María Loreto Ferrari y María Trinidad Riesco, respectivamente, ofrecieron algunas de las principales conclusiones alcanzadas por las instituciones partícipes en esta jornada de carácter nacional.
“Resulta fundamental implementar programas de apoyo como una actividad sustancial de lo que hacemos día a día. Existe una evidente necesidad de más apoyo psicológico y de profesionales. Producto de la pandemia se han visto disminuidas las habilidades para lidiar con situaciones de violencia”, expresó la rectora Ferrari.
Sin embargo, precisó que “las instituciones de educación superior estamos haciendo cosas, esta ha sido una jornada fructífera, muy bonita, en donde la comunidad reflexionó sobre un tema que nos afecta a todos”.
Riesco – quien además es vicepresidenta de Vertebral -, planteó que la “violencia que vive el país es algo que nos preocupa. Como Vertebral es de nuestro interés aportar al bienestar social y es inherente a nuestro rol de educadores el que inculquemos el diálogo como una manera de resolver conflictos de manera pacífica. Los alumnos viven en la educación superior una etapa clave para sus vidas futuras, por lo que es fundamental transmitir la tolerancia, el asertividad, el respeto y el valor por la diversidad”.
Entre sus conclusiones, la jornada nacional de reflexión consideró la implementación de programas de apoyo como una actividad sustancial en el día a día de las instituciones; fortalecer la red de apoyo a estudiantes; generar programas para erradicar la violencia en el pololeo, establecer redes de atenciones psicológicas físicas y online para alumnos y docentes, y cultivar un clima de aprecio y respeto para desarrollar la función educativa y aprender para mejorar el futuro.